ZAPATERO REMENDÓN: "TRÁIGAME SU CALZADO, AQUÍ LO ESTRENAMOS DE NUEVO"
Texto y foto: Gabriel Rodríguez
ZACATECAS, ZAC.- Si hay un oficio casi en extinción, es de zapatero. Jesús Saucedo Esparza es un maestro en la reparación del calzado y su vida, desde hace 48 años es este oficio.
Para el restaurador de botas, botines, mocasines e incluso “los inservibles tenis procedentes de China”, dijo, esas casi cinco décadas de trabajo en costura de suelas “parecen haberse ido volando”.
Él compartió con Ecodiario Zacatecas un poco de su historia y comenta que fue por sus tíos maternos que decidió dedicarse a ese ancestral oficio.
“Me imbuyeron ellos tanto los primeros pasos en esta honrosa labor de reponer el calzado de las personas que me enamoré de ella”, expresa orgulloso de su trabajo.
Relata que muchas ocasiones sueña con números, muchos números, uno detrás de otro, por los miles y miles de pares que han cruzado por sus manos para rehabilitar, surcir, ensuelar, pegar y bolear.
“Incluso fue mi padre quien, dedicado en su momento a diseñar y fabricar zapatos nuevos me instruyó además en este arte, el arte de reponer calzado: En una de esas las personas que los ponen en mis manos quizás no tengan ya que comprarse unos nuevos”.
Tradición familiar Dentro de esa tradición, Jesús Saucedo recuerda que, además, su padre y su tío fueron fabricantes de bota minera, cuando se estilaba el corte fino de ese calzado para que los trabajadores no resbalaran y cayeran.
Comenta que a ese tipo de botines se le ponía debajo una capa llamada “garbancillo”, que impedía resbalar en los suelos de las minas que generalmente son húmedos y derrapantes.
Fue al fallecer su padre de Jesús, cuando decidió tomar su rumbo para establecer su propio taller en Arroyo de la Plata, del que ha ido y venido en varias ocasiones.
“Deben tratarse de miles de miles, de montones y montones de zapatos los que he reparado, pero no fabricado, porque ahora, los zapateros más que diseñar y producir zapatos, reparan todas las fallas; ya nada es como antes, todo es cultura de uso-desecho”, dijo.
A partir de ello es como él se mantiene y a su familia, de reparar, no de fabricar; “pues esto último no nos deja”. Se van parchaditos Y en estos tiempos en los que todo es desechable, “se la hace la lucha al calzado chino para reponerlo; les ponemos un parchecito por dentro al hacerles milagros y levantar muertos”.
Ahora, explicó el maestro Saucedo, todo es sintético, poco es el calzado de cuero, “los gustos, gastos, precios y materiales del calzado humano cambiaron radicalmente durante los últimos 50 años”, refirió. Hay algunos zapateros que los pueden hacer de piel, pero yo no llego hasta allá pues mi talacha me obliga antes a poner suelas, tapas, tacones, cierres, remontas (para reducir tamaños) hebillas y a las bolsas de las señoras les reconstruimos cierres y, también, pintamos chamarras
. Jesús tiene su negocio particular en una de las esquinas de la calle Roberto Cabral del Hoyo, en la colonia Díaz Ordaz, norte de la capital zacatecana y trabaja además en el interior de Comercial Agrícola Arroyo de la Plata.