VIVE ZACATECAS LA MAGIA DE LA GUELAGUETZA
ECODIARIO
ZACATECAS, ZAC.- Entre colores, cultura, alegría, sonrisas, música, bailables y al grito de: ¡Viva Oaxaca, viva la Guelaguetza!, la comunidad universitaria y la sociedad disfrutó y fue testigo de la magia de la fiesta folclórica la “Guelaguetza”.
El espectáculo comenzó con una tradicional Calenda Oaxaqueña conformada por las ocho regiones de Oaxaca con la intención de celebrar este vínculo fraterno, la cual recorrió el Centro Histórico de Zacatecas, para luego continuar con la “Guelaguetza de la hermandad” en la Plaza Miguel Auza.
La calenda marcó el inicio de la fiesta y a la vez fue una gran invitación para unirse a ella, pues los zacatecanos se acercaron a formar parte de la convivencia y alegría para desfilar por las calles de la capital al ritmo de la Banda Filarmónica Santa Cecilia.
Durante el paseo, se pudieron observar a hombres y mujeres luciendo hermosos y coloridos trajes típicos ofreciendo a la gente algo de su producción local. Además, la “marmota” engalanó con sus movimientos circulares y, sin duda “los gigantes” (hechos con un armazón de carrizo, ropa de tela y una “cabeza” que se elabora mayormente con papel maché), sorprendieron a los espectadores.
No pudieron faltar las famosas chinas oaxaqueñas; una comitiva de mujeres que cargan en sus cabezas canastas ornamentadas con ofrendas florales. Y por supuesto, también estuvieron presentes en este regocijo popular los Zancudos de Zaachila, Oaxaca, “Buin Zaa”.
LA GUELAGUETZA
‘Guelaguetza’ palabra que se deriva del zapoteca ‘Guendalezaa ‘, y se traduce como «ofrenda, presente, cumplimiento, cooperación».
Sergio Raciel López Vale fue el encargado de presentar este magno espectáculo, la cual es la reunión de las ocho delegaciones del Estado de Oaxaca.
“Las ocho delegaciones con las que cuenta el Estado de Oaxaca, están divididas por altas y hermosas montañas; por ello, en cada una de las regiones floreció una cultura propia y un corazón propio: una comida, un vestido, una música y una danza únicos”, dijo López Vale.
El maestro siguió narrando a los asistentes que después de un terremoto en 1931 que asoló Oaxaca, se planteó que una manera de levantar los ánimos, era convocar a cada una de estas ocho naciones a que presentaran sus bailes en la capital.
En 1932, surgió lo que en ese momento se conoció como “Encuentro racial oaxaqueño” y que con el paso de los años se fue convirtiendo con la presentación de los Lunes del Cerro o la Guelaguetza, en donde confluyen las ocho regiones del Estado.