DESALADOR, PANORAMA AGRARIO POR FALTA DE LLUVIAS
Gabriel Rodríguez
ZACATECAS, ZAC.- El director de la Unidad Académica de Agronomía de la UAZ, Raúl Guerrero, dijo que “si en 2023 no llueve a niveles promedio (por encima de 400 mililitros por metro cuadrado anual), lo más seguro es que el campo de Zacatecas se vea siniestrado de manera casi total”.
Ejemplificó que en 2022, en Calera, donde se ubica dicha unidad académica, debió llover alrededor de 520 mililitros en esa misma superficie pero apenas cayeron alrededor de 220 mililitros.
Narró que con eso “todo absolutamente se verá perjudicado: siembras, cosechas, ventas, forrajes, precios y que a los campesinos, ante lo bajo de los estímulos oficiales no les quedará más que vender sus producciones al coyotaje que les paga poco, rápido y en efectivo”.
El académico señaló que “hasta donde parece, el panorama es o sería desolador desde la perspectiva de la precipitación pluviométrica en Zacatecas para este año”.
Indicó en cifras que las caídas de agua en Zacatecas, en general, solían ser en años pasados de 450 a 600 ml. pero que incluso Tlaltenango se veía beneficiado hasta con 800 ml. mientras que incluso en Villa de Cos y el semidesierto, la caída de agua de lluvia andaba de 200 a 250 al año en promedio.
Tales circunstancias ponen en entredicho los abastos de mantos freáticos en el estado, indicó.
“Es claro que bajo esas circunstancias no contamos con una recarga de mantos acuíferos de modo que incluso se batalla para el cultivo en zonas de riego, donde los productores no han querido ni plantar ni sembrar ninguno de sus productos porque no ajustan agua o bien gastan mucho en extraerla a mayor profundidad y eso les sale muy caro ante la Comisión Federal de Electricidad (CFE)”.
Sequía generalizada
El entrevistado dio a conocer que la falta de lluvias es, hasta el momento, generalizada en todo el estado.
“Creo que con los fenómenos atmosféricos que se han presentado a causa del cambio climático aun cuando habrá un poco de lluvia, ésta será mucho menor a años pasados”.
“O como decíamos acá por estas tierras, cuando llegaba el Día de San Juan, nos mirábamos para oler la tierra: va a llover y llovía”, expresó.
Pero ahora no, lo que significa que se han estado desfasando más de mes y medio las lluvias ante esos cambios climáticos.
Ocurre que eso retrasa los ciclos vegetativos, lo que genera que en época de frías los cultivos se congelen mediante heladas “tempranas”, así llamadas por nosotros.
Hemos comprobado que muchos de los suelos de nuestros campesinos llevan ciertos años que se han comenzado a desertificar.
“Ha comenzado una etapa de convertirse esas tierras en desierto porque no tienen cubierta vegetal alguna”, indicó.
Pero más grave aún es que la escasa precipitación pluvial que cae en muchas de esas zonas, tampoco es retenida en ellas porque, ante la resequedad, no hay por donde pueda absorberla el propio suelo.
“Sin cubierta vegetal, remarcó, no puede haber retención del agua y desde una perspectiva práctica se da una fuerte migración, pues de 100 por ciento de comunidades temporaleras que había hasta hace algunos años hoy solamente se trabaja 30 por ciento, unido al abandono de zonas campesinas a causa de la violencia”, manifestó.
No es normal
Indicó que todo lo anterior es claro síntoma del deterioro o peor aún de la pérdida de nuestros suelos cultivables zacatecanos.
Pero encima de ello, los precios de garantía para los agricultores siguen siendo sumamente bajos; es decir “que prácticamente no se les paga como deben ser a los agricultores”.
Encima de ello, cuando los productores tienen un cierto precio de garantía van y le venden al mismo gobierno, “pero éste no se los paga de inmediato sino a cuentagotas, es decir, como si les dieran crédito a suma tras suma”.
Es claro que lo poco que se produce se ven obligados a venderlo al coyotaje que es el que les paga menos pero lo hace de inmediato, en efectivo y de manera directa.
Zacatecas confronta, además, una serie de efectos “dramáticos” derivados de los altos costos de producción.
