DAN SENTIDA DESPEDIDA AL BOMBERO RICARDO MARTÍNEZ
Texto y fotos: Tanya Ortiz
ZACATECAS, ZAC.- Las sirenas de ambulancias, vehículos de rescate y camiones cisterna fueron el preludio del último adiós para Ricardo Martínez Moreno, bombero de la Coordinación Estatal de Protección Civil y Bomberos que falleció el pasado miércoles.
En las instalaciones de la dependencia, elementos de la corporación de rescate, provenientes de Calera, Fresnillo, Trancoso, Guadalupe y la capital, así como personal administrativo, acompañaron a la familia de ‘Don Richard’, como también le decían de cariño.
Durante casi 28 años, Ricardo Martínez se dedicó a labores de rescate y extinción de incendios, entre otras de las múltiples actividades que realizó como bombero.
La salud le cobró factura y terminó despidiéndose de sus compañeros, aquellos a los que vio como una segunda familia, con los que compartió múltiples anécdotas, algunas llenas de felicidad al socorrer a familias en desgracia, y otras dolorosas, cuando por más esfuerzos, no pudieron hacer más por salvar vidas.
Los últimos años, Ricardo Martínez se hizo cargo del Centro de Comando (Cecom), sitio al que llegan todos los reportes de auxilio de la ciudadanía y solicitudes de apoyo de otras corporaciones, tanto de rescate como de seguridad.
En cada turno de 24 horas por 48 de descanso, Ricardo monitoreaba la labor de las Unidades Municipales de Protección Civil, el clima, incendios forestales o lo que se presentara. Era el encargado de tocar “la chicharra”, estruendosa e intermitente, cuando era necesario urgir a sus compañeros a que se aprestaran a brindar un servicio.
Esa misma labor era compartida con otros dos compañeros en los turnos subsecuentes, quienes reconocen la dedicación y compromiso con que todos los bomberos desempeñan su labor.
Ayer, bomberos en retiro, voluntarios y los nuevos mandos encabezados por el coordinador Jeu Márquez Cerezo dieron un adiós a ‘Don Richard’. El coordinador le pidió –seguro de que no solo su cuerpo estaba presente, sino también su alma- que no dejara de visitarlos, como cada turno durante los últimos casi 300 años.
El féretro, acompañado de coronas florales enviadas por las corporaciones municipales, recorrió las calles de la capital desde la capilla Sixtina donde fue velado, hasta fue su última morada, a bordo del camión cisterna, que con sirena abierta parecía que lloraba, como los bomberos que dijeron adiós a un hermano.
