CARLA ROMO, ANIMALOVER EN UN MUNDO DE HOMBRES

CARLA ROMO, ANIMALOVER EN UN MUNDO DE HOMBRES

TEXTO Y FOTOS: TANYA ORTIZ


ZACATECAS, ZAC.- Su actitud despreocupada pero amable, da confianza a quienes conversan con ella, pero en especial a los perros con los que convive todos los días, cuando le dedica tiempo a su adiestramiento básico, avanzado o de guardia y protección.

Carla Romo, quien también se dedica a la carpintería, se ha declarado una animalover, pues desde muy joven se ha dedicado a cuidar gatos y perros, la mayoría adoptados, rescatados de la calle, y a estos últimos, ha dado una oportunidad para que otras familias los adopten “por ser bien portados”.

Hoy día, tiene en su casa cuatro perros y cuatro gatos que no pelean como tales y en su habitación tiene tres urnas que contienen las cenizas de sus perros más queridos: Thor-ibio, Domitilo y Cerveza Cesalmira, quienes la acompañaron en viajes y aventuras hasta que su edad no les permitió más.

“Soy doglover y catlover porque soy una convencida de que las mascotas te pueden rescatar de actitudes o vicios; no soy partidiaria de esterilizarlos y dejarlos en la calle, y tampoco de tenerlos en casa si no se les da la atención que requieren. Si pudiera tendría un puerco y un burro”, expresó la entrenadora.

“Me gustan mucho los animales… ellos no reclaman, te quieren, no exigen -bueno, los gatos a veces- pero te dan amor incondicional. También tiene mucho que ver con la responsabilidad. Si no hubiera tenido animales, hace muchos años me hubiera perdido en la vida”.

En un ambiente dominado por hombres, como el adiestramiento canino y la carpintería, Carla se ha abierto paso sin permitir humillaciones y discriminación, elabora sus herramientas de trabajo con los perros y no espera la aprobación de nadie, “soy fuerte, me criaron para ser fuerte. Mi temperamento no lo permite”.

Considera que su complexión andrógina, delgada y fuerte, le ha beneficiado en general, pues hay gente que la ve como hombre, pero no desconfía cuando ve el trato que da a los animales “desconfía más de los precios porque está acostumbrada a pagar demasiado por un servicio aunque no sea del todo bueno”.

“Me gusta la gente y tengo buena memoria. Doy buena atención a la gente y a sus perros”.

SU CAMINO EN EL ADIESTRAMIENTO CANINO

Su insaparable compañera es Casilda, una pastor belga de 2 años y medio, a la que tiene desde los 4 meses de nacida y que considera su mayor logro porque la ha entrenado desde comportamiento hasta protección, “yo creo en la oportunidad del perro, es una oportunidad de vida para él y para quien lo tenga de dueño”.

“Soy muy comprometida con mis animales y me gusta que estén bien”, expresó Carla al recordar los gatos que debió dejar cuando los aires de vida la llevaron a Morelia, Michoacán a empezar una nueva historia, sin sospechar que allá aprendería lo que sería su fortaleza al convivir y educar a mascotas.

Arrastraba el recuerdo de una rottweiler que le regalaron y enfermó, pero confió su cura a su entonces novio, quien le dijo que era veterinario, pero había mentido. “Se murió y desde entonces me dije que iba a tener un perro que iba a ser mío, mi responsabilidad, y no lo dejaría morir”.

Para culminar sus estudios en Administración, propuso un proyecto de un criadero de perros sustentable, con lo que empezó a dar formalidad a un sueño y empezó en una escuela de adiestramiento en Morelia, donde aprendió a comunicarse con los perros.

Al entrenar a los perros, Carla considera que se les da otra oportunidad de vida pues se les enseña a ser bien portados “y así sí caben en cualquier lado, de lo contrario, se mueren sus dueños, nadie quiere hacerse cargo de ellos y su destino es la calle”.

Las clases de adiestramiento canino que ofrece son personalizadas y le dedica tiempo exclusivo a los perros, de cualquier raza y edad, para que aprendan obediencia básica para empezar y según sus aptitudes avanza el entrenamiento.


LA MADERA EN SUS MANOS

Carla Romo descubrió que su imaginación también le daba para diseñar muebles de madera y comenzó por amueblar su casa con creaciones propias hechas de madera.

Se hizo de la herramienta básica y comenzó a fabricar sillones, bases para cama, muebles de sala y otros que conforme se corrió la voz, le solicitaron algunos conocidos “aunque soy un poco tardada porque no tengo toda la herramienta que necesito”, reconoce.

En su casa tiene herramienta, tablas, maderos, cojines –porque también tapiza, cose y pega- y no faltan los muebles que fabricó para el entretenimiento de los gatos.

Tiene una cantina a medio terminar y, aunque ya está terminada en su mente, todavía le hará algunas adecuaciones para que sea desmontable y fabricará otra más pequeña, “para alguna casa más chiquita, porque sí se vende”.

“A hacer este trabajo me ayuda que siempre he sido muy deportista. También me ayuda el saber controlar a los perros, porque hay que cargarlos cuando las cosas empiezan a ponerse complicadas; no se me complica”, aseguró.

LA SEÑORA DE LAS 300 PLANTAS

Cuando regresó a su tierra, Zacatecas, proveniente de Morelia, contrató una mudanza especial para algunos de los muebles que ella misma hizo, pero sobre todo para cargar con sus alrededor de 300 macetas.

La mayoría han surgido de pies y semillas que le ha regalado la gente o que ha comprado, pero todas han florecido bajo su cuidado “y esa era mi vida en Morelia, no iba a dejarla si ya había empezado dos veces otra vida”.

Entre el cuidado de los perros y los gatos, y la fabricación de muebles de madera, Carla Romo también brinda cariño y protección a sus plantas, “pero no soy la señora de las plantas, soy el jardinero”, aseveró.

Su futuro es como su presente: rodeada de lo que le gusta, sin prisas, despreocupada pero ocupada, dando amor a los perros y gatos de la calle y viviendo para ellos “es el amor incondicional”.


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