Andar las vías | El llamado y anhelado subsidio gubernativo

Andar las vías | El llamado y anhelado subsidio gubernativo

“Cualquier cantidad monetaria que reciban nunca será suficiente para cubrir las inconsciencias que de repente se les aparecen”

LUNA MORENA*

Nunca me he quitado la edad que tengo y las veces que lo he hecho, me dicen que se me notan más, otras veces que se me notan menos y en ocasiones no me dicen nada. Entre los años más o menos que se me notan y los años que en realidad tengo, siempre agradeceré el gusto, la felicidad y el tiempo; de que el infinito me permita conocer y disfrutar a mis nietos y a mis hijas festejar sus éxitos; en la vida, en sus trabajos y en familia. 

Anhelo que se me siga permitiendo tener salud con un óptimo bienestar no para esperar la ayuda del mandatario en turno, sino para continuar cumpliendo con mis actividades cotidianas sin molestias personales y sin una farmacia en casa. 

Desde luego que recibir un efectivo nunca pensado, resuelve ciertos apuros, que los jefes de familia la mayoría de las veces, no podían solventar y gracias a esta ayuda, ese pesar ha disminuido, porque un tanque lleno de gas era imposible su compra completa; siendo necesario hacer únicamente compras pequeñas y de esa forma poder realizar los principales quehaceres en el hogar.

He oído conversaciones entre personas que anhelan llegar a la edad solicitada para poder disfrutar de ese beneficio seguro con el cual podrán al fin cumplirse esos antojos comestibles a la salud de aquéllos que los hicieron posible. Pensando en esta consideración, desesperan los días que faltan  para estar contando tan divino socorro. Cada que hacen tal referencia los suspiros de esperanza se hacen presentes, secundados por los de sus perezosos consanguíneos que si no mueven un dedo por su vida, mucho menos la harán por nadie.  

Con respecto a  esta ayuda,  he visto un punto que a mi ver  se ha puesto  sobre  muchas manos con cauda de comodidad. Desde luego que les ha costado mucho tiempo y trabajo estar  así y por lo tanto, merecen y deben recibir todos aquéllos beneficios hechos con los impuestos de todos; siguiendo el conocido refrán: “haz el bien sin ver a quien”.  

Un refrán que se dice y se recita bien, pero seguirlo tal y como dice la letra no es tan propio, porque he conocido personas que tienen la facilidad de engañar a quienes necesitan engañar para ser vistos como los más vulnerables del vecindario; así conmover el corazón, los sentimientos;  justo donde se encuentra el lado enternecedor al servicio de un importante número de gentes.

Entre ellas he podido ver a quienes despilfarran dicha ayuda comprando sus bebidas embriagantes, otros compartiendo entre los amigos, los demás, con personas que con el hecho de ver unos pesitos de más, se convierten en propuesta interesante a cambio del efectivo recibido. Ahí queda  el tan esperado efectivo, convertido en lo que cada quien por su gusto aceptó, alegando que no es suficiente para el mundo de gastos que tienen que hacer. 

Cualquier cantidad monetaria que reciban nunca será suficiente para cubrir las inconsciencias que de repente se les aparecen; cuyo fin es hacerlos tirar los pesos hasta el último centavo, lo cual no debe estar entre los planes de ningún beneficiario si acaso quisieran estar mejor o seguir viviendo como han vivido. 

No estamos en una opulencia brillante y perenne para perderla entre banalidades, menos cuando cada día los salarios se van restando por la carecía y el nocivo planteo. Quienes reciben el beneficio de la ahora llamada pensión gubernamental, cuiden y planeen su desembolso; hacerlo es una buena manera de ver su rendimiento, de comprobar su importancia, de degustar tan querido  sostenimiento.  


*Escritora, poeta y promotora y difusora de la cultura. Soy tres estuches de monerías y casi un montón de cosas.  



-Eleuterio, como yo, donde quiera es verde, dice...

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ADVIERTEN MIGRANTES SOBRE  EXTORSIONES EN CARRETERAS FEDERALES

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