Seamos claros | En México habemus presidentas
“¡Que vivan las mujeres! ¡Que vivan las mujeres! ¡Que vivan las mujeres!”
Juan Edgar Burciaga*
Fue el 1 de octubre del año en curso que en México, los tres poderes de la nación son dirigidos por mujeres destacadas en diversas áreas de la vida pública. Lo anterior representa, dentro de nuestra nación, un mensaje de reconocimiento a las capacidades y trayectorias de las mujeres, ya que las presidentas tienen bajo su responsabilidad el mayor poder institucional en nuestro país.
Vivimos un avance importante en nuestro país. Con el respaldo de la mayoría de los electores, Claudia Sheinbaum Pardo, una docente destacada con desarrollo académico nacional e internacional, dirige el poder ejecutivo de la nación. Como líder social, ha desarrollado una trayectoria importante en el sector público y ha sido activista de movimientos sociales. Fue jefa delegacional y jefa de Gobierno de la Ciudad de México. Al día de hoy, ella ha roto la hegemonía y superado un paradigma muy arraigado en nuestra cultura, siendo la primera mujer en encabezar la presidencia de la República después de más de 200 años de presidentes varones.
La presidenta del Congreso de la Unión, Ifigenia Martha Martínez y Hernández, fue una brillante economista y docente, cofundadora de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL). Destaca por su involucramiento en movimientos sociales; fue defensora universitaria en el movimiento estudiantil de 1968 y, en el servicio público, ha sido legisladora en diversos períodos, formando incluso parte del constituyente de la Constitución de la Ciudad de México. Cuenta con una de las trayectorias políticas más reconocidas en México y fue galardonada con la Medalla Belisario Domínguez por su labor.
El máximo tribunal de justicia está presidido por Norma Lucía Piña Hernández, una destacada jurista que ha desarrollado una importante carrera judicial en materia federal. Cabe mencionar que ella también es la primera mujer en estar al frente del Poder Judicial de la nación.
Un elemento a destacar es que las mujeres que presiden los tres poderes institucionales son parte de núcleos familiares, cumpliendo y continuando con las responsabilidades dentro de sus familias. Generalmente, es más complicado para las mujeres que para los hombres desarrollar roles familiares, y conscientes de sus compromisos, estas mujeres contribuyen al bienestar de la colectividad. Es motivo de orgullo, como mexicanos, saber y decir que quienes representan a la presidencia de la República, al Congreso de la Unión y al Poder Judicial son mujeres.
México es una república democrática, entendida como el poder en el pueblo. Como máximo poder en nuestra nación, están los ciudadanos que eligen a las autoridades que cumplen con la responsabilidad que les otorga el pueblo. Es importante destacar que la mayor parte de los electores, es decir, el mayor número de personas en condiciones de elegir autoridades a través de las urnas, son mujeres.
Falta mucho trabajo para una integración igualitaria en México. Son tres mujeres las que presiden hoy, pero las desigualdades entre hombres y mujeres todavía presentan brechas profundas.
Necesitamos seguir avanzando para generar condiciones igualitarias; si no es para todos, que sea para el mayor número de personas. Será importante generar la conciencia de que todas y todos somos iguales. Al respecto, hay que recordar el reciente aniversario del Generalísimo José María Morelos y Pavón, quien nació un 30 de septiembre y es conocido como Siervo de la Nación. Él acuñó la siguiente frase: “Quedando todos como iguales, sólo distinguirá a un americano de otro, el vicio y la virtud”.
Estoy convencido de que, bajo la dirección de mujeres y con los perfiles y capacidades que tienen nuestras presidentas, la realidad de nuestro país tendrá cambios positivos.
Lo anterior también envía un mensaje al exterior: no son muchos los países que otorgan la facultad de dirigir los destinos a mujeres destacadas. Dicen por ahí: ¡ESTO NO LO TIENE NI OBAMA!
¡QUE VIVAN LAS MUJERES! ¡QUE VIVAN LAS MUJERES! ¡QUE VIVAN LAS MUJERES!