Reflexionando el evangelio | Orar bien para ser testigos
XXX. Domingo del Tiempo Ordinario. Ciclo C
O bien, Domingo Mundial de las Misiones
“El publicano regresó a su casa justificado y el fariseo no”
Lucas, 18,9-14
El mensaje del Papa Francisco para la Jornada Mundial de las Misiones (Domund, 2022) invita a todos a “ponerse las pilas” para que sean mis testigos (Hch, 1,8), hasta los confines de la tierra y en cualquier circunstancia de la vida. En otras palabras, es un llamado a todos los cristianos a dar testimonio de Cristo, en los nuevos escenarios del mundo y aceptar los nuevos desafíos para la misión.
El mandato misionero de Jesús tiene hoy nuevos requerimientos. Los escenarios reales y virtuales que hay en "todos los pueblos" pueden ser tierra buena para la semilla del Evangelio. Ante estas nuevas realidades y exigencias, todos los bautizados estamos invitados a “salir” para llevar el mensaje de la ternura, la fraternidad, la cercanía y la compasión de Dios a toda la familia humana. Ésta es la razón de ser y la misión de la Iglesia.
Hoy también escuchamos otra catequesis sobre la oración. ¿Qué tiene que ver con la misión? si la misericordia es el corazón palpitante del Evangelio, la oración es la escuela necesaria para alimentar los encuentros palpitantes que suscita el Evangelio. Evangelización, oración y testimonio van de la mano. Si el Evangelio es la buena noticia de salvación de parte de Dios, la oración es el grito suplicante y agradecido de parte del hombre y el testimonio existencial es la verificación de lo anterior, en tiempo real.
La forma de evangelizar testimoniando es tan importante como la forma de orar. A través de una parábola, Jesús nos enseña la forma de orar con y desde la vida. En un primer ejemplo, Jesús nos enseña que la oración del fariseo es falsa porque es autocomplaciente; no necesita de Dios y desprecia al prójimo. Su oración refleja una vida alejada de Dios y del hermano; al estar lleno de sí mismo, no hay espacio en su corazón ni para Dios ni para el prójimo, es decir, no hay Evangelio.
En cambio, la oración del pecador público es humilde, está marcada por el arrepentimiento y el deseo del perdón que libera. Los gestos de quedarse a distancia, mirar hacia abajo, golpearse el pecho, no sólo expresan el reconocimiento de ser pecador, sino también la fe-confianza en la misericordia de Dios. Hay Evangelio, sale justificado.
La oración brota de la vida, expresa la forma de ver la vida, nos compromete con/en la vida. En la forma de proceder de los orantes en la parábola se ve claramente. A este respecto, el Papa Francisco concluye su mensaje diciendo que “sueña con una Iglesia totalmente misionera… Ojalá fuéramos en la Iglesia lo que ya somos en virtud del bautismo: profetas, testigos y misioneros del Señor. Con la fuerza del Espíritu Santo y hasta los confines de la tierra”,
Orar y aceptar el mandato misionero nos compromete a ser audaces y creativos, en una nueva y urgente “salida” misionera.
Cuenten con mi oración y bendición para la misión.
+ Sigifredo
Obispo de/en Zacatecas