Pasión por el deporte | El deporte. Mi pasión, mi maestro de vida
“El deporte seguirá siendo mi escuela de vida, que me ha cultivado hábitos que han generado lograr perfeccionar mis virtudes y que me ha mejorado como ser humano en las tres dimensiones: la física, la mental y la emocional”
José Ortega*
Hoy deseo realizar una excepción, en cuanto a la forma de presentar mi columna deportiva como habitualmente lo realizo, debido a una ocasión muy especial por llegar a escribir mi colaboración número 200 y cumpliendo ya cuatro años como columnista en este importante medio informativo digital. Sin duda agradecido con la dirección y con todo el staff técnico y administrativo que conforman este formidable diario local. Pero también estoy inmensamente agradecido con todos y todas quienes semana a semana siguen mi columna.
Sin duda debo reconocer que el deporte ha transformado mi vida a lo largo de mi existencia, desde dos roles: como deportista, al tener la dicha de poder practicar una decena de deportes, unos a nivel profesional, otros a buen nivel y otros no tanto; como entrenador al tener la maravillosa experiencia de conducir durante más de dos décadas un proceso de enseñanza-aprendizaje en cientos o quizá miles de alumnos en edades infantiles, juveniles y a nivel profesional.
Desde mi particular punto de vista es, ha sido y seguirá siendo la actividad que mayormente ha logrado influir positivamente en mi vida como una fuente inagotable de valores y de crecimiento interior personal y profesional.
El deporte seguirá siendo mi escuela de vida, que me ha cultivado hábitos que han generado lograr perfeccionar mis virtudes y que me ha mejorado como ser humano en las tres dimensiones: la física, la mental y la emocional.
A lo largo de mi vida he tomado al deporte como una aventura continua que me ha dado la oportunidad de reinventarme cada día en la manera más pura para superar mis propios retos y límites; para crecer y para aprender en los ámbitos educativos, profesionales y sociales; pero sobre todo en mis relaciones interpersonales.
El deporte ha activado en mí durante años, lo que los filósofos clásicos denominaban las facultades del alma, esto es, la memoria, la imaginación y el intelecto. Desarrollé aptitudes mentales fundamentales en mi vida para el día a día y como un poderoso instrumento para mejorar como ser humano en todos los sentidos.
De igual manera el deporte me ha ayudado a construir una fuente de autoestima y a ser capaz de tener equilibrio emocional y paz interior para ver las cosas con la suficiente perspectiva para ser un ejemplo y dejar un legado personal a la sociedad en el ámbito deportivo.
El deporte me ha ejercido de maestro que siempre dándome la oportunidad de creer en mí mismo y en mis posibilidades, sin importar lo complicadas que sean las circunstancias logrando con ello a alcanzar mis objetivos y metas profesionales en la vida.
El deporte me ha educado bajo una la filosofía de defender y evitar lo más tóxico del deporte: la violencia, el racismo, la xenofobia, el sectarismo y evidentemente el fanatismo en su versión deportiva en las nuevas generación de deportistas. Que desde mi particular punto de vista nada tienen que ver con la nobleza de esta actividad, con sus valores y espíritu, expresado filosóficamente por el barón De Coubertin. También me ha permitido establecer vínculos deportivos nacionales e internacionalmente, conocer a cientos y quizá miles de personas ampliando mi red social y en ocasiones, aislarme del mundo social, para encontrarse conmigo mismo, para saborear la soledad y olvidarme por un momento del mundo que me rodea.
Siempre seré un empedernido amante, admirador y contemplador de la belleza física, la estrategia plástica y la escultural táctica creativa de este extraordinario mundo del deporte.
Pero con los años, quizá una de las virtudes fundamentales que he descubierto a través del deporte, es la humildad. Esta exploración personal e íntima me ha abierto las puertas a la gratitud. Si tuviera que decir cuál ha sido la lección más importante que me ha enseñado el deporte, esta sería, sin duda, la humildad. Porque me sigue empequeñeciéndome con mis logros pero también ridiculizando mis propios egos.
Siendo así, humilde como creo que me he caracterizado a lo largo de mi trayectoria deportiva he sido capaz de tener constantemente un autoconocimiento que me ha enseñado a gestionar mis emociones y a focalizarme en las cosas positivas del día a día, que son aspectos fundamentales que agradezco para desarrollarme y potenciar de esta manera mi humildad como amante del deporte.
EL DEPORTE fue, es y será siempre mi gran maestro que me enseña y ayuda para tener un presente y un futuro mejores.
*Escritor e instructor profesional en ciencias aplicadas al futbol.
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