Los misterios de la existencia | Verecundia

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“Sentimiento de la vergüenza”


Alejandro Bravo Pérez*

Ya en otro momento he escrito la similitud que hay entre los animales y el hombre, como también lo que diferencia al ser humano, de otras especies. El temor, el miedo, el asco, son sensaciones que pueden verse bien expresadas en un perro o en un gato, y que son propias del Homo Sapiens, pero hay una experiencia o sentimiento, que creo hasta ahora, parece faltarles coincidir, la vergüenza.

No miro vergüenza en un perro que defeca en medio de una plaza cívica frente a la mirada de miles de personas, como tampoco lo miro en mi gato cuando se está limpiando sus testículos, mientras yo como, pero es curioso, tampoco lo miro en un niño carente de palabras y de un conocimiento moral, como él bebe que se tira una flatulencia en una combi, obligando a abrir las ventanas a los demás para buscar un poco de aire fresco, y que cuando volteas a verlo, el infante está como si nada pasara, me pregunto ¿en qué momento es que experimentamos la vergüenza?

Para Yalom, lo que yo hago, impacta de una manera en los otros y a través de eso que les impacta, construyen una imagen de mí. Con base en la imagen que construyen de mi persona, comienzan a tratarme, causando entonces que sus opiniones y comentarios, sean expresados desde su construcción de imagen que tienen conmigo, así que, para concluir, uno mismo comienza a mirarse desde la forma en que lo tratan. Cuando era niño, en un evento de honores, desayuné algo que me hizo daño, aunque quise aguantarme, y con mis manos cubriendo mi boca, no pude evitar vomitar y salpicar a mis compañeras que estaban frente a mí, cuando las escuche decir ¡qué asco! dejo de preocuparme lo que sentía, me sentía sumamente avergonzado de lo que había causado, pero mi sentimiento de vergüenza fue aún más grande, porque ahora cada vez que alguien estaba frente a mí, volteaba a mirarme y decirme; “si me vomitas, te golpeo”, también escuchaba a otros compañeros decir; “cuidado porque él les tira lo que desayunó encima”. Sus miradas, sumadas a sus comentarios, solo hacían que no quisiera ir más a la escuela, ya que, si al principio sentía vergüenza, después comencé a sentir pena y termine hasta sentirme culpable, al grado, que no quise volver a desayunar antes de ir a la escuela.

El sentimiento de vergüenza parece que es algo que experimentamos al tener que vivenciar la posibilidad de una vivencia peculiar. Nos avergonzamos ante los hechos que pueden suscitarnos avergonzados, porque previamente existe un evento que le dio el impacto consciente necesario para suscitar la vergüenza en sí misma. Para decirlo de una manera más coloquial, la mirada del otro, sumado a sus comentarios negativos o de burla, son el principio de sentirse avergonzados.

¿Y tú, te has sentido avergonzada o avergonzado alguna vez?

Mi nombre es Alex Bravo y cuento con la formación como Terapeuta Existencial y sólo quiero externarte, que si en un momento, sientes que algo no va bien y que frente a lo que sea que estés sintiendo, no estás sola, no estás solo. Ya sea a distancia o de manera presencial, estoy con la mejor disposición de escucharte y leerte.

Hasta la próxima.

*Terapeuta Existencial

Correo: cypesc@gmail.com 


*LAS OPINIONES PLASMADAS EN LAS COLABORACIONES SON RESPONSABILIDAD DE CADA AUTOR, ASÍ COMO SU ESTILO DE ESCRITURA. ECODIARIO ZACATECAS SÓLO ES UNA PLATAFORMA DIGITAL PARA DARLAS A CONOCER A SUS LECTORES.


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