Los misterios de la existencia | Todos llevan prisa
“Estás, sin estar”
Alejandro Bravo Pérez*
Tengo la impresión de que en cuanto terminó el encierro obligatorio de estar en casa por la pandemia, el ritmo de vida, se aceleró en algunas personas, es como si de pronto, muchos llevaran demasiada prisa por tener que llegar a su destino. Lo percibo si voy caminando, cuando estoy manejando o voy en el transporte público. Basta con mirar detenidamente, y más de uno, será el que se distinguirá siempre queriendo pasar al otro. Es como, si de repente, quienes gustamos de la lentitud, no tenemos cabida en un mundo donde todo corre a prisa.
Por citar un ejemplo, en esta semana pase a comer a un restaurante, y suelo tener la costumbre de que antes de probar mis alimentos, uno mis manos, las froto y agradezco por lo que como, para después probar mi comida, misma que degusto contemplando lo que consumo, comer es algo que intento sea una actividad en que pueda darme siempre mi tiempo, mi espacio, mi momento, pero en esta ocasión, fue diferente, ya que me vi primero interrumpido por el mesero que cada cinco minutos me preguntaba que si todo estaba bien o si podía ya llevarme el siguiente platillo, a este le sumó que a mi celular le llegaban continuos mensajes y llamadas, honestamente me resultó muy incómodo, pedí mi cuenta, apagué mi celular y me retiré, ¿qué es lo que está pasando, que pareciera, todo debo hacerlo a prisa? Contestar un mensaje, una llamada o hasta comer, lo repasé y me pregunté mientras caminaba de regreso a casa. Resulta sumamente molesto terminar el día y sentir que no te rinde, pero es también una muestra de cómo el mismo aceleramiento en todo lo que hacemos, es motivado por las diversas tareas y actividades en que queremos estar. Es como una vez me dijo el D. R. A., “estas, sin estar, dices estar en todo, pero no estás en nada”.
Para Byung-Chul Han, “no toda forma temporal se puede acelerar”, esto lo refiere, porque la aceleración destruye todo proceso natural, por ejemplo; agradecer, comer, degustar, ser-alguien-comiendo, es todo un rito para mí, lleva un tiempo, un ritmo, un compás propio, y al verlo interrumpido por la aceleración de los otros, me hizo perder el interés por lo que estaba haciendo.
Para Han, la aceleración, es el nombre de la “crisis de temporalidad”, la cual consiste en que se han perdido las formas del tiempo para experimentar la duración, es decir, ya no se experimenta el transcurrir.
Alguna vez leí en Nietzsche, lo siguiente “Por falta de tranquilidad, nuestra civilización está desembocando en una nueva barbarie”. En la actualidad, miro una barbarie en quien, por ir a toda prisa en su coche, se pasa un semáforo rojo y todavía le acelera más. Pienso en la barbarie que hay, en quien conduce aceleradamente y al mismo tiempo contesta un mensaje, una llamada o está impartiendo una clase virtual mientras maniobra, quedando expuesto a que, por el mínimo detalle, su viaje termine en tragedia, junto con el de muchos otros.
Yo miro una barbarie en no ser capaces de reconocer que la vida se disfruta más cuando somos capaces de contemplar los pequeños y también los grandes detalles, como un cielo azul, el sol brillando, el amanecer o el atardecer. Cuando de vez en cuando, no nos detenemos para hacer una pausa y contemplar, nuestra propia existencia, perdiéndonos de lo más importante, todo por ir más a prisa.
Mi nombre es Alex Bravo y cuento con la formación como Terapeuta Existencial y solo quiero externarte, que si en un momento, sientes que algo no va bien y que frente a lo que sea que estés sintiendo, no estás sola, no estás solo. Ya sea a distancia o de manera presencial, estoy con la mejor disposición de escucharte.
Hasta la próxima.
*Terapeuta Existencial
Correo: cypesc@gmail.com