Los misterios de la existencia | 2024

Los misterios de la existencia | 2024

“¡Los abrazo!”

 

*Alejandro Bravo

“Iremos a tomar un café, la próxima vez, yo te lo invito”, “La próxima vez yo te llevo a la montaña, corre de mi cuenta”, “Mira, ahora no puedo, se me olvidó por completo, pero ahora que tenga más tiempo, nos vemos y platicamos, yo te marco.”

Promesas inocentes, y sencillas que pueden tener un lugar en cualquier conversación que haya sostenido con alguien en este año. Muchos encuentros que no se concretaron, citas que no se dieron, pláticas que no pudieron ser escuchadas. Ya sea debido a mi falta de tiempo o de mi compromiso, no pudieron darse. Ahora, no escribo esto, porque quiera justificarme y así esperar a que me disculpen todas esas personas a quien deje esperando, simplemente las palabras fueron dichas por mí en su momento, sin conocer las consecuencias de lo que estaba cosechando.

Yo mismo, siendo el protagonista que promete con la mejor intención, incluso con mucho interés pues en el fondo quería estar con esas personas, siento una gran desilusión conmigo mismo, por no poder sostener lo que digo en otro momento. Al instante de hacer una promesa, esas personas la reciben con la misma ilusión de vernos. Ambas partes nos sentimos quizás, hasta tranquilas, sabiendo que en algún momento íbamos a vernos de nuevo. La posibilidad de vernos en otro período suaviza la desilusión y molestia de quien cancele en ese tiempo, y entonces la posibilidad de vernos en un futuro, ofrece un gran consuelo.

Los motivos por los que yo cancelaba, era porque las circunstancias me rebasaban en ese tiempo presente y yo construía un escenario posible en el futuro. El error humano, más común, y corriente, lo cometí con cada uno de esos actos. Al hacer una promesa, propicio un escenario que aún no existe y que, por lo tanto, nada garantiza que las circunstancias que me rebasaron en ese momento, no se repitan en el futuro. Esas falsas proposiciones, generan problemas y conflictos con los otros, a tal grado, que uno mismo puede perder credibilidad, confianza y amistades. Lo escribo, porque así me sucedió, en todo este año, derivado a que me saturé de actividades, no pude concretar ninguna de esas promesas con los otros, haciéndome sentir un nudo en mi garganta. Acompañado de culpa y enojo.

El futuro no está en mis manos, mucho menos sé cómo pueda ser, lo único que existe, es este tiempo presente. Cuando doy la promesa de vernos en el futuro, estoy afirmando algo que aún no es mío en el instante que lo estoy ofreciendo. Fijo una fecha y una hora, sin la certeza de que yo, o la otra persona llegue, comprometiéndome a llevar algo acabo, cuando debe hacerse en su momento. Afirmar que en el futuro hare lo que no hago ahora, es pedir un tiempo extra en el tiempo que estoy viviendo y aún no termina.

Esa es una trapa que se comete año con año, lo miro no solo en mí, también en otros, esperando a que se termine el 2023, para poner en marcha sus propósitos, los cuales vienen posponiéndose año con año. Obvio, algunos se cumplen, pero otros no. El año no termina aún, ni se trata de que se haga todo lo que prometió y no se ha cumplido, se trata de darse cuenta, que el único tiempo que nos pertenece, es el presente, el que está trascurriendo ahora, y que, si se debe hacer algo, es en este instante, porque es el tiempo en que existimos.

Gracias por quien me acompaño este 2023 cada semana, leyendo y compartiendo mi columna. Les deseo y pasen un gran cierre de año, pero aún más un apasionado 2024.

¡Los abrazo!

Mi nombre es Alex Bravo y cuento con la formación como Terapeuta Existencial y solo quiero externarte, que si en un momento, sientes que algo no va bien y que frente a lo que sea que estés sintiendo, no estás sola, no estás solo. Ya sea a distancia o de manera presencial, estoy con la mejor disposición de escucharte.

Hasta la próxima.

 

TERAPEUTA EXISTENCIAL

CORREO: cypesc@gmail.com

 

 

 

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