LA FAMILIA | SABER ESTAR
“Para saber hablar es preciso saber escuchar”
Susana Sánchez*
Hoy en día, los conocimientos técnicos se han convertido en amenidades a la hora del desarrollo personal, familiar y social. Más que la importancia de las carreras profesionales, de los conocimientos y del manejo de la ciencia, el éxito personal depende cada vez más de las habilidades transversales, de la inteligencia emocional y del manejo de emociones.
De este modo, la familia se convierte en escuela primordial de desarrollo de competencias, que en apariencia suelen ser sencillas, como saber comunicarse bien, tener un comportamiento ético, relacionarse adecuadamente, cumplir con las responsabilidades, asumir los compromisos y en general, la adquisición de valores y virtudes.
Así pues, una de estas competencias esenciales para la vida familiar y para el desarrollo de la persona es “saber estar”, dos palabras súper sencillas que cada vez nos cuestan más trabajo vivirlas debido al acelerado ritmo de vida que tenemos, a la tecnología cada vez más avanzada, a la inmediatez y a la falta de capacidad de observación, a la impaciencia y al hedonismo que como sociedad estamos viviendo.
Saber estar significa poseer la capacidad de observación y adaptación suficientes para llevar a cabo las acciones pertinentes en cada momento, sin pasarnos de la raya ni quedarnos cortos. Saber estar es proponer sin invadir, es poner atención sin acosar, escuchar sin interrumpir y hacernos presentes con todos nuestros sentidos.
Implica saber cuál es mi lugar en mi familia y en mi sociedad y representarlo de manera correcta, anteponiendo los valores reales a los que yo creo que son importantes, es también saber priorizar y ver a los demás con toda nuestra atención, lo cual demuestra confianza y nos hace merecedores de la confianza de los demás.
Saber Estar es la característica que implica no solo educación y cortesía, sino que además involucra sentimientos y la manera de tratar a los demás. En la familia este saber estar nos marca las pautas del comportamiento que debemos tener todos con todos, es la cortesía, el respeto, la empatía y el involucramiento. Podemos decir que es sintonizar con los nuestros en tiempos, en prioridades, en gustos, en costumbres que nos lleven a fomentar la armonía.
Aprender a “saber estar” a veces implicará una forma silenciosa pero intensa, intentando sintonizar con los demás, intuir sus sentimientos, escuchar no solo con los oídos sino con el corazón, rechazando la excusa de la falta de tiempo, que muchas veces es falta de amor.
Este saber estar nos ayudará a desarrollar una especial sensibilidad que capte todos los matices sutiles pero vitales para un adecuado apoyo emocional de los nuestros. Es obrar en cada momento como se debe de obrar, nada más ni nada menos
Debemos pulir cada uno de los talentos que tenemos para dar lo mejor da cada uno, los padres tenemos como uno de nuestros fines, el de ayudar a los nuestros a descubrir los suyos y a potenciarlos a fin de hacer de cada uno mejores personas, para su felicidad y la de todos los que los rodean.