La Familia | Matrimonio, base sólida de la familia
“Para sacar el máximo rendimiento de la alegría hay que tener con quién repartirla”
Mark Twain
Susana Sánchez
Siempre que hablemos de temas de familia, es importante hacer referencia al origen de ésta, que es el matrimonio. Esa relación que surge entre el hombre y la mujer que deciden vivir una vida juntos y formar una nueva familia.
Y es que, si la familia es la base de la sociedad, el matrimonio es la base en la que se cimienta y se sostiene la familia. Múltiples estudios sociológicos y psicológicos nos han demostrado a través de los tiempos que la calidad de la relación que llevan los padres es el elemento que más afecta positiva o negativamente a los hijos, y aunque nada nos determina como seres humanos, el matrimonio que viven nuestros padres si puede llegar a condicionar una buena o mala calidad de vida en el futuro.
El matrimonio es una relación natural, todos podemos, si es que tenemos la vocación, casarnos y ser felices al lado del ser amado, de hecho, somos seres sociales, no somos islas ni estamos hechos para vivir en soledad. El amor y la entrega si están en nuestra naturaleza y pretender desaparecer esta aspiración tan legitima de la persona es como querer ocultar el sol con un dedo.
Pertenece también al sueño natural de todo matrimonio el poder permanecer unidos para siempre, es solo que la debilidad del corazón humano y el individualismo han dado paso a esta negación de la íntima vocación al amor de cada uno.
El amor matrimonial constituye una alianza indisoluble de uno con una para toda la vida, garantizando en los esposos un amor pleno, una realización personal que se refleja en el otro, una felicidad constante y una entrega legítima por un bien mayor, que es la misma relación de pareja y los hijos.
Y como dice el CIC, como alianza fuerte, el matrimonio nos da la fuerza de levantarnos de las caídas, de luchar, de perdonarnos, de sobrellevar unos las cargas de los otros y de amarse con un amor sobrenatural, delicado y fecundo
Todos sabemos que la relación de pareja perfecta, al igual que la familia perfecta, no existen y que todos, como seres humanos, cometemos errores, arrastramos heridas, somos vulnerables y podemos reaccionar ante las circunstancias que se nos presentan con furia, ataque o bien con huida y temor.
Lo importante es sabernos capaces de todo lo malo y tener la determinación de luchar por nuestro matrimonio aún y con todo eso malo que podemos tener. La idea es ser constantes e intentar siempre, aunque nos cansemos, tener y mantener un matrimonio estable y feliz.
Este propósito de vivir bien el matrimonio, juntos, es de las metas más difíciles de alcanzar, ya que representa mucha humildad, mucho esfuerzo, mucha inteligencia, mucho trabajo en conjunto y muchísimo pero muchísimo amor, amor propio y amor al otro, privilegiando el “nosotros” al “yo” y viendo juntos hacia un mismo fin.
Por ello, si la pareja quiere tener una familia sólida, estable y feliz, debe primero desarrollar una relación conyugal sana en la cual reine el respeto mutuo y en la que el amor entre los dos sea el vehículo para ofrecer a los hijos, y por consiguiente a la familia entera, un ambiente propicio de amor y paz.
Si el matrimonio está sólido, la familia también lo está; y si la familia está bien, la sociedad está mucho mejor.
*Maestra en Educación Familiar
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