La familia | Hijos responsables más que obedientes

La familia | Hijos responsables más que obedientes

“El precio de la grandeza es la responsabilidad”

 

Susana Sánchez*

En la dinámica familiar muchas veces nos enfocamos en que nuestros hijos sean obedientes y que respeten nuestra autoridad de padres, que sean dóciles, sumisos y disciplinados, que nos escuchen, nos hagan caso y acaten nuestras reglas y órdenes sin cuestionarnos absolutamente nada, la frase utilizada es “obedeces porque lo mando yo que soy tu madre”.

Y en realidad, ¿eso queremos? ¿Hijos obedientes que no cuestionen nuestros mandatos y que hagan las cosas que tienen que hacer solo porque nosotros se los ordenamos, creyendo que así serán felices, exitosos y buenos? O más bien queremos hijos responsables que hagan las cosas por convicción propia y porque saben que eso es lo que más les conviene.

La obediencia se refiere al valor que nos lleva a escuchar con atención y a cumplir las indicaciones u órdenes que nos dan los padres o superiores. Es un valor positivo que definitivamente debemos inculcar en nuestros hijos como una actitud responsable de colaboración y participación indispensable para las buenas relaciones, la convivencia y la armonía familiar. La obediencia nos lleva al respeto por los demás, a acatar las reglas y a tener deferencia a las autoridades.

Por otro lado, la responsabilidad es el valor que hace a las personas a actuar de manera correcta y a comprometerse libremente con propósitos adecuados a su vida, a ser coherente con su manera de ser y a responder de manera cuidadosa a lo que se presenta en la vida, dando cumplimiento a las obligaciones adquiridas.

Ahora bien, si los dos conceptos son valores necesarios para los hijos, y muchas veces van de la mano, si tuviera yo que elegir entre un hijo obediente y un hijo responsable, me decantaría por lo segundo.

Y es que muchas veces pensamos que la obediencia coincide con los mejores planes para los hijos y aunque cuando estos son chicos si debe pasar esto, conforme van creciendo tenemos que dejar que ellos solos vayan actuando conforme nosotros los hemos educado, pero con más libertad, dejando que ellos decidan, que piensen por sí mismos, que logren hacer sus cosas por ellos mismos y que sientan el sentido de la responsabilidad en sus propios hombros.

También puede ocurrir que los padres ejerzamos la autoridad de una manera autoritaria y que los hijos nos obedezcan por miedo, sumisión o solo por respeto, pero no por convencimiento o porque efectivamente sea lo mejor; hay que reconocer los papas no siempre tenemos la verdad absoluta y también podemos escuchar los argumentos que los hijos nos presentan cuando hay que tomar decisiones.

No quisiera que este tema se confunda y que yo incite a los hijos a ser desobedientes o a los padres a ser permisivos, por el contrario, ejercer la autoridad de padres con responsabilidad, con amor y respetando la libertad de los hijos los llevara, indudablemente a ser responsables y a hacer las cosas bien independientemente de si nosotros se los ordenamos.

Enseñar a los hijos a ser obedientes puede resultar contraproducente si no les enseñamos a ser también independientes, seguros de sí mismos, respetando su personalidad y sus propios intereses. Sería mejor enseñarles a reconocer sus propios límites, a ser congruentes, buenos, a explicarles el porqué les conviene o no les convienes acatar alguna orden y sobre todo a darles el maravilloso regalo de ser independientes y librepensadores.

Al final, debemos confiar en la educación que les hemos dado convirtiéndonos, conforme pasa el tiempo, más en sus orientadores que en sus generales, dándoles mucho amor, mucha confianza y mucha libertad.


Sociedad transparente | Aprendizaje a 4 años del Covid-19

Sociedad transparente | Aprendizaje a 4 años del Covid-19

En busca de justicia | Soberanía nacional

En busca de justicia | Soberanía nacional