La Familia / Futurofobia

La Familia / Futurofobia

“Vivir sin esperanza es dejar de vivir”

 

Susana Sánchez*

En días pasados estaba escuchando el relato de un libro que ha salido, llamado “Futurofobia”, el autor, Héctor García Barnés declarado el mismo futurofóbico, hace un recuento de las características de esta generación, destacando que los jóvenes hoy le tienen un miedo al futuro mayor que en otras generaciones, es una generación que ha crecido bajo el paradigma del pesimismo.

El autor analiza los factores políticos, culturales, sociales, de relaciones y de trabajo entre otros, llegando a la conclusión que si creemos que lo que se avecina es malo, nuestro horizonte será una profecía auto cumplida.

Y dice también que los jóvenes hoy en día no tienen un relato esperanzador acerca del futuro, incluso teniendo circunstancias menos negativas que en otros tiempos, con avances en tecnología, en salud, económicos, una mejor calidad de vida y un acceso a casi todo.

Los medios de comunicación, el internet, el ambiente politizado y el conformismo juegan un papel importantísimo en la futurofobia porque por supuesto que vende más el apocalipsis que la esperanza, tiene más rating una película de zombies que van a invadir tu casa que una historia de triunfo. Eso sin contar con las noticias, donde el 90% de las cosas que anuncian son cosas malas, la enésima ola de covid, la falta de trabajo, la pobreza y la violencia nos hacen pensar que el mundo no tiene remedio y que más nos vale solo sobrevivir.

Y es que nos hemos acostumbrado a vivir en una crisis continua donde siempre estamos preocupados por lo que pasa y por lo que va a pasar: nos da miedo movernos y la inmediatez nos ha hecho un daño terrible, estamos acostumbrados a tener todo al instante y eso nos hace perder la parte del deseo, que es lo que realmente nos hace felices, anhelar y luchar por algo, que nos cueste trabajo y disfrutar el triunfo al conseguirlo.

Del mismo modo y, paradójicamente hemos creado un exceso de expectativas sin fundamento, que al no cumplirse nos resulta en una especie de depresión, de falta de evolución donde no nos atrevemos a imaginarnos un horizonte mejor para no salir decepcionados.

Pareciera que esta generación no está dispuesta a exigirse más, a desear, a luchar, a generar su propio futuro y en cambio, prefieren navegar a la deriva, sin rumbo y reaccionando a lo que les viene, de manera pasiva y sin remar, dejándose llevar por la marea.

Como padres, debemos ofrecer a nuestros hijos la posibilidad de recuperar el control de su vida, la esperanza de un futuro lleno de cosas buenas, un futuro sin miedo donde puedan escribir su propio relato y de imaginar un futuro mejor.

Es importante también hacerlos muy analíticos para que nadie les imponga relatos de un futuro devastador, enseñarlos a no prestar oídos a quienes les quieren arrebatar sus ilusiones y sus proyectos y ser los padres, los primeros en impulsarlos en todo lo que emprendan.

Al mismo tiempo, hay que formar hijos involucrados en el discurso social y político de nuestro país para que no se sientan que no hacen la diferencia sino, por el contrario, que son los protagonistas de su propia vida y que lo que ellos hagan determinará su propio camino.

El futuro no está escrito, lo escribimos nosotros al hacernos protagonistas de nuestra propia vida, la familia es pilar fundamental donde podemos y debemos cambiar la narrativa de “futurofobia” y hacer que prevalezca la esperanza. Siempre hay algo que se puede hacer y lograr.


Retazos de Ciencias Forenses | La violencia hacia las mujeres

Retazos de Ciencias Forenses | La violencia hacia las mujeres

Sociedad transparente | ¿Qué es el hardware libre?

Sociedad transparente | ¿Qué es el hardware libre?