La Familia | El buen humor
“Procura que donde estés haya ese buen humor, esa alegría,
que es fruto de la vida interior”
San Josemaría Escrivá de Balaguer
Susana Sánchez*
En reiteradas ocasiones hemos hablado en este espacio sobre la importancia que tienen las emociones positivas en el entorno familiar y como estas ayudan a crear situaciones favorables de desarrollo en cada uno de los miembros de la familia.
Y es si, como hoy podemos hablar del buen humor, ese que nos ayuda a tomar las cosas de mejor manera, adoptando una actitud positiva ante las vicisitudes de la vida y ante los retos que enfrentamos.
El humor es el estado anímico de una persona, es la disposición que tenemos para experimentar o estimular o reaccionar ante algo específico, es una cualidad de una acción que provoca una emoción positiva o negativa.
El buen humor se basa en la capacidad que tienen algunas personas para experimentar la alegría y lograr un estado de ánimo bueno: es una fortaleza para la persona, ya que genera cambios positivos en el organismo y en el carácter, es parte de una personalidad madura que trabaja la creatividad y la inteligencia, al buscar siempre una manera de hacer las cosas con alegría, entusiasmo y ánimo.
El buen humor genera además un bienestar psicológico, el cual se relaciona con el equilibrio, con el positivismo y con la valoración de las cosas importantes de la vida.
Quien tiene buen humor conecta con más facilidad con otras personas y con emociones agradables, son capaces de pensar más allá de lo que se les presenta y toman la vida más a la ligera, sabiendo que las cosas buenas y malas son temporales y que un mal momento no necesariamente determina su día y mucho menos su vida.
Además, al tomar las cosas con buen humor nos hacemos conscientes de nuestros propios límites, sabemos que no tenemos el control de las cosas y aceptamos con más facilidad nuestra realidad, desarrollando un espíritu de aceptación, de gozo y de paz que nos ayuda a extraer lo bueno de cada situación.
Enfrentarnos a algo con sentido del humor implica ver la realidad con buenos ojos, es un recurso para tomar la tensión, la frustración y las situaciones difíciles con buena actitud.
Debemos enseñar a nuestros hijos a que, aunque muchas veces la vida es complicada, si no contamos con el buen humor, la podemos hacer aún peor, la realidad sin sentido del humor puede parecernos insoportable, injusta o dura. El buen humor nos ayuda a aligerarla y a decantarnos hacia la alegría de vivir y no hacia el malestar que nos genera algo.
Los efectos de un buen humor son muchos, desde el aspecto físico, psicológico, hormonal, inmunológico y social.
En términos generales, el buen humor, el verdadero, genera satisfacción y bienestar, elimina la tensión, la angustia y la ansiedad, aumenta la autoestima, estimula la imaginación, agudiza la atención, expande la mente y disminuye las preocupaciones y los miedos.
Valdrá la pena hacer un esfuerzo grande por adquirir un buen sentido del humor, por ser las personas y las familias con quien todos quieren estar y reflexionar si mi humor enriquece la vida familiar y hace felices a los míos, o si, por el contrario, entorpece su felicidad.
*Maestra en Educación Familiar
*Las opiniones plasmadas son responsabilidad de cada autor, así como su estilo de escritura. Ecodiario Zacatecas sólo es una plataforma digital para darlas a conocer a sus lectores.