La familia | Calor de hogar
“El hombre feliz es aquel que siendo rey o campesino, encuentra paz en su hogar.”
Goethe
Susana Sánchez*
En estos días de mucho calor, de sentir como la temperatura nos rebasa y buscamos remedios para sentirnos más frescos, creo oportuno escribir sobre otro calor, el de hogar, el que no abochorna ni molesta, sino que por el contrario es necesario para todo individuo.
Hogar corresponde a un lugar donde existe la sensación de seguridad y calma, donde se mantiene encendida una hoguera para reunir en torno a su calor a los que ahí habitan. Mientras que el concepto de casa sencillamente se refiere solo a la vivienda física, que puede estar habitada por personas que no logran una comunidad de vida y amor.
La persona, como ser social, necesita vivir en familia, tener un hogar que le proporcione calor y protección, que le provea de seguridad y de herramientas para enfrentar el mundo exterior, que le ayude, le anime y le sostenga en las contrariedades de la vida y que le enseñe lo importante de ella.
Los padres somos los indicados para proveer de ese calor de hogar, muchas veces con renuncias y sacrificios, con tal de construir un lugar acogedor donde se pueda ser feliz. Muchas veces tendremos que estar condicionados a no hacer tantas cosas personales por hacerles “casita” a los hijos, pero la gratificación de encontrar un lugar con hijos contentos, cuidados y queridos es infinitamente mayor.
Y es que, efectivamente, la familia condiciona muchas libertades, pero el amor que nace de dar lo mejor a cada uno, es ya una realización personal; el calor de hogar hecho a costa de tiempo y dedicación, de renuncias por un bien mayor es lo primero que nos debe ocupar como papás.
Todos buscamos el amor y la felicidad, y cuando no lo encontramos en nuestro hogar corremos el riesgo de buscarlo en lugares inadecuados o con personas incorrectas y podemos salir heridos o correr el riesgo de que nuestra integridad física o emocional sea dañada.
Como todo calor, el calor de hogar necesita ser alimentado para poder perdurar, es importante dedicar tiempo y afecto personal a cada hijo, siendo padres atentos, serviciales y alegres que con gusto y con inteligencia nos percatemos de las necesidades personales de cada uno de los de casa para poder ser asertivos y dar a cada uno lo que necesita.
Mantener el fuego es una ardua conquista, es un esfuerzo enorme el que hay que hacer para que la hoguera no languidezca por los claroscuros que aparecen en la vida familiar. Hay que mostrarles que muchas cosas no son como ellos quisieran, que los planes pueden cambiar, que el deber está antes que el querer, que deben dominarse, templarse y no temer a nada. Todo esto alimenta el fuego del hogar.
Así pues, hay que mantener el calor de hogar por sobre muchas otras cosas, con arte, con inteligencia, con gusto, con generosidad, con sacrificio y con templanza, Donde todos colaboran y se sienten útiles, y por esto satisfechos.
Y hay tolerancia, porque se sabe que hay cosas importantes y otras que no lo son, y se saben distinguir unas de otras, y ceder en aquello que es opinable e intrascendente y allí nadie pretende tener siempre la última palabra en cualquier asunto. Y orden, también material, aunque sin que sea una manía para ocultar el desorden interior. Esta es la vocación de nido, que no es hotel donde descansar, pero tampoco cárcel donde desarrollar un sentimiento posesivo y chantajes emotivos: es el lugar donde se está lo justo para nacer, para crecer, y para aprender a volar: para perderle miedo a la altura, y lanzarse finalmente al cielo.
*Maestra en Educación Familiar
*Las opiniones plasmadas son responsabilidad de cada autor, así como su estilo de escritura. Ecodiario Zacatecas sólo es una plataforma digital para darlas a conocer a sus lectores.