Hablemos de seguridad…y algo más | Estado de derecho y prevención
“El Estado de Derecho, dicho de manera general, es un Estado de leyes, es decir, un Estado que transite en la cultura de la legalidad”
Diego Varela de León*
A propósito de la encuesta sobre Estado de Derecho emitida por la organización internacional independiente World Justice Project (WIP) México. Donde se asienta el índice de Estado de derecho en México 2022 – 2023, el cual es elaborado por más de dos mil especialistas y en donde colocan a nuestra entidad apenas por encima del promedio nacional, nos da un indicativo que aun y cuando haya habido un retroceso de 0.02.
Hay mucho por hacer y estos resultados nos dan luces de los equívocos que se vienen arrastrando del pasado y se nos presentan como una área de oportunidad por demás importante en lo que de manera urgente y por demás importante se tendrá que realizar y claro está aun cuando parezca la misma insistencia todo devenido de los errores y rezagos del pasado que no atendieron ni lo urgente y menos lo importante, pues la vigencia del Estado se debe a la vida ordenada en comunidad, así como en la existencia de condiciones que satisfagan las necesidades y expectativas de la ciudadanía que le dieron origen.
Cuando estas aspiraciones en el pasado se vieron obstaculizadas o limitadas tanto en el plano formal como material, a través de actos estatales que colocaron al individuo como un instrumento o cosa, y no se utilizó al derecho como un móvil o cauce de políticas públicas inherentes a una serie de derechos fundamentales como la libertad y la dignidad humana, establecemos que en décadas atrás no fue viable hablar de un Estado Democrático de Derecho.
Por lo antes citado es posible afirmar que no todo Estado es un Estado Democrático de Derecho. Pues este sólo será admisible reconocerle cuando exista una correspondencia entre las aspiraciones de la sociedad con el ejercicio del poder del Estado para garantizar y satisfacer sus necesidades, las cuales pueden ser variadas, y como ejemplo podemos decir que el contar con un orden jurídico adecuado utilizado al servicio de la sociedad para garantizar mejor seguridad jurídica, en lo particular, y seguridad pública, en lo general.
El Estado de Derecho surge como una necesidad del hombre para desarrollarse de manera digna y ordenada en sociedad, bajo la premisa de que ha sido diseñado no para que el Estado se sirva de los individuos, sino para que les sirva, atienda a sus necesidades y respete su dignidad, con base en las características propias de un Estado Democrático de Derecho.
En este sentido, Immanuel Kant asentó que el hombre es un fin en sí mismo, no un medio para la consecución de fines ajenos. Esto quiere decir que, el Estado de Derecho surge para atender a los individuos, conforme a las atribuciones y funciones democráticas que le han sido conferidas y que se vinculan con los aspectos y problemáticas de la vida cotidiana de la sociedad.
El Estado de Derecho, dicho de manera general, es un Estado de leyes, es decir, un Estado que transite en la cultura de la legalidad. A menudo se escucha este concepto en distintos discursos, ya sea en el ámbito económico, social, cultural y político, sin embargo, no pocas veces se advierte una falta de claridad respecto a las diversas connotaciones que se tiene de esta expresión, sobre todo cuando su sustento no se compagina con las expectativas y aspiraciones de la sociedad.
Al respecto, es común que la opinión pública o, en su defecto, las instituciones gubernamentales, insisten en denominar al Estado como un ente Democrático de Derecho, a pesar de los discursos ideológicos que imperaban en el ayer su actuar no correspondió con su naturaleza en los hechos, por ejemplo, cuando las condiciones políticas favorecen la permanencia de políticas públicas de carácter autoritario como son la restricción de derechos fundamentales en el ámbito cotidiano, o en el peor de los casos, la existencia de subsistemas penales subterráneos caracterizados por acciones como la desaparición forzada de personas y ejemplos en el ayer sobran como muestra un botón en el caso de los estudiantes de Ayotzinapa o en San Salvador Atenco y un largo etc.
Un Estado de Derecho tiene rasgos característicos y exigencias fundamentales para preciarse como tal de tal suerte que la población vive bajo un sistema de normas previamente establecidas; donde existe igualdad ante la ley, lo cual implica que al margen de la ley nada y por encima de la ley nadie, ni las autoridades ni los gobernados, igualmente que exista un respeto efectivo de los derechos fundamentales y las garantías individuales, asimismo, que se respete la división de poderes (legislativo, ejecutivo y judicial), de la misma forma que haya más seguridad jurídica en lo particular, y seguridad pública en lo general, etc.
De esta manera, surgen una gran variedad de medidas y estrategias destinadas a atender los conflictos que se planteen en la sociedad, por ejemplo, una problemática recurrente en la sociedad es la atención de los fenómenos delictivos que afectan bienes jurídicos, como es la salud, la educación, la económica, etc.
Así surgen políticas en el ámbito criminal que tienen por objeto generar mejores condiciones de seguridad pública, y una de las estrategias por excelencia para llevar a cabo esas políticas sin duda está en la prevención del delito, asentando que cada una de esas estrategias deberá ceñirse a una expectativa social que parta del concepto originario del Estado de Derecho, y por ningún motivo debe perder esa legitimidad puesta al servicio del hombre, pues se corre el riesgo de ejercer otras atribuciones que vulneraran los derechos de la comunidad.
De ahí que el Estado de Derecho se autolimite bajo los preceptos de la constitucionalidad y la sociedad en el transitar por la autopista de la cultura de la legalidad.
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