Hablemos de seguridad…y algo más | El aprendizaje como factor de prevención
“Con nuestra conducta, debemos inculcar e inspirar a nuestras niñas, niños y adolescentes, para que en un efecto dominó, practiquen y reproduzcan las buenas normas de conducta aprendidas para una buena convivencia”
Diego Varela de León*
A unos días de haber iniciado el año nuevo, e igual que cada año viene plagado de un sin número de buenos deseos y propósitos que desde la individualidad se ha propuesto hacer durante el año que ya inició.
También hay otros propósitos que los hemos visualizado en grupo, sea con la familia o bien con los amigos, dichos propósitos versados en hacer la famosa dieta, hacer ejercicio, ahorrar más dinero, viajar mucho, ampliar o adquirir la casa, adquirir un nuevo carro o bien cambiar el que ya se tiene, leer, dejar de fumar, o beber alcohol, ser más pacientes, más tolerantes, en fin son tantos los propósitos que cada persona se ha planteado para este año y que esperemos todos y cada uno de ellos se cristalicen.
Pero hay otros más que desde este tintero les quiero proponer y que igual lo podemos hacer desde lo individual y colectivo, y está versado en el espíritu de estos esbozos que tienen como finalidad la prevención y la construcción de una sociedad que transite en las vías de la legalidad y que por consecuencia, nos traiga esa tan anhelada seguridad ciudadana, paz y armonía social que todos deseamos, pero que también es nuestra responsabilidad construir.
De lo antes expuesto estimadas y estimados lectores les comparto una de las tantas formas que podemos hacer en nuestra cotidianidad y que está versada en nuestras acciones, es decir que cada uno de nosotros podemos ser un espejo para los demás y de esa manera ir empapando a nuestros congéneres de las acciones propositivas que desde nuestra condición de ciudadanos de a pie podemos realizar.
Éstas están orientadas a practicar los valores y principios básicos aprendidos desde nuestros hogares, tales como ser educados, ser corteses, ser honestos, ser solidarios, ser respetuosos, ser trabajadores, ser participativos socialmente, respetar y practicar las normas de urbanidad, respetar las leyes y reglamentos que han sido establecidos para lograr una convivencia social dentro del irrestricto marco de la ley y el respeto entre unos y otros.
Amén de lo anterior, algunas otras de las acciones más importantes que tenemos que hacer desde el seno de nuestros hogares, la escuela, y por supuesto en los espacios públicos, es que con nuestra conducta debemos inculcar e inspirar a nuestras niñas, niños y adolescentes, para que en un efecto dominó, ellos de igual manera practiquen y reproduzcan las buenas normas de conducta aprendidas, mismas que deben de practicar por norma de buena convivencia.
Es decir, orientados hacia la teoría del aprendizaje, y uno de los teóricos que nos hablan respecto de esta teoría, es Ronald Akers, quien asentó que la teoría del aprendizaje social se afirma con el comportamiento antisocial y este se realiza por imitación y se refuerza por estímulos.
Por tanto, es fundamental el entorno familiar y social para crear delincuencia juvenil. La teoría del aprendizaje social es una explicación principal del comportamiento delictivo que sostiene que el delito y las normas antisociales se aprende y es más probable que ocurra cuando los individuos se asocian de manera diferente con personas involucradas criminalmente, experimentan una mayor exposición a modelos delincuentes, anticipan o reciben más recompensas y menos castigos por crímenes, y tienen un mayor número de definiciones favorables al crimen.
Del párrafo anterior afianzamos lo expuesto en los primeros párrafos del presente esbozo, de tal suerte que es necesario e impostergable que desde lo individual y colectivo cambiemos nuestras actitudes y conductas y además que prestemos mucho más atención a nuestras niñas, niños y adolescentes, y que del ejemplo propositivo que imbuyamos en ellas y ellos, se detonen conductas positivas.
Por ello, es necesario igualmente que no permitamos que escuchen música que llame a la violencia, contracultura, la apología del delito, y/o concupiscencia, narco series, redes sociales con contenidos controlados, e igualmente considerar el tiempo que pasen en el ciberespacio, ya que el estar mucho tiempo conectados también les crea una adicción que de acuerdo a estudios realizados por la facultad de medicina de la UNAM se asemeja a los efectos que causan las drogas.
*Amante de la lectura, la música, y el deporte