Hablemos de seguridad… y algo más | Seguridad e inseguridad, reflexiones del libro más leído del mundo   

Hablemos de seguridad… y algo más | Seguridad e inseguridad, reflexiones del libro más leído del mundo  

 “Acuérdate de tu creador en los días de tu juventud, antes que vengan los días malos…”

 

Diego Varela de León*

Después de los avatares que trae el devenir cotidiano en el transcurrir del año, entre prisas, alegrías, disgustos y sin sabores, sobresaltos por el tema de temas como lo es la inseguridad, y que habría que decirlo con toda claridad, es una parte de lo que hemos construido como humanidad en los diferentes grupos sociales a los que pertenecemos y los diversos roles sociales que jugamos dentro de la propia sociedad, y que en conjunto con las instituciones gubernamentales no hemos transitado en los caminos correctos para atender de manera adecuada esas entropías sociales que nos aquejan, laceran y nos tiene sumidos en la zozobra de la inquietud, y en esta semana tan esperada por los festejos que a raíz de los sucesos acontecidos hace más de dos mil años, año con año llega la semana mayor, mejor conocida como la semana santa, donde por tradición en buena parte del mundo occidental las religiones judeocristianas a raíz de la promulgación de este festejo en el año 325 el concilio de Nicea se fijó el inicio de esta celebración.

De lo anterior y sin detrimento del tema que nos ocupa como lo es el de la seguridad mediante la prevención, es en este sentido que a propósito de esta semana mayor, ofrecemos en una reflexión que nos regala el libro más leído del mundo en torno a la inseguridad y seguridad, así como algunos consejos útiles para nuestros hijos, pues tal como lo hemos asentado en varios esbozos, además de los valores morales y éticos, igualmente son de suma importancia los valores espirituales, de los cuales les comparto algunos de ellos, que bien nos pueden ayudar y orientar a normar la conducta de nuestros hijos así como la propia.

Y citando el libro más leído del mundo en franca alegoría con el tema de la inseguridad que nos orientan en estas interpretaciones a lo que no debemos hacer en congruencia a lo que pensamos, hablamos y hacemos, pues todo acto tiene consecuencia y estas pueden ser buenas o malas según los actos que hagamos y en este sentido hacemos en primer término referencia.

Por un lado a Sal. 73:18 que cita que: “de cierto, de cierto, los has puesto en deslizaderos, en asolamientos los harás caer; mientras que en Pr. 23:34 cita que: “Serás como el que yace en medio del mar, o como el que está en la punta de un mastelero” y en Jer. 23:12 nos cita que “Por tanto, su camino será como resbaladeros en oscuridad, serán empujados y caerán en él, porque yo traeré más sobre ellos en el año de su castigo dice el creador”, mientras que en Ez. 13:10  y 13:11 cita que “Si por cuanto engañaron a mi pueblo diciendo: Paz, no habiendo paz; y uno edificaba la pared, y he aquí que los otros la recubrían con lodo suelto, di a los recubridores con lodo suelto, que caerá, vendrá lluvia torrencial y enviare piedras de granizo que la hagan caer, y viento tempestuoso la romperá”

Igualmente en el texto más leído del mundo y en alegoría ahora con el tema de la seguridad en Job. 11:18 nos cita que: “Tendrás confianza, porque hay esperanza, miraras alrededor y dormirás seguro”, mientras que el Sal. 91:15 Y 11:27 nos cita que: “No temerás el terror nocturno, ni saeta que vuele de día; No tendrás temor de malas noticias, su corazón está firme confiado en tu creador”; igualmente en Pr. 3:24 nos cita que: “Cuando te acuestes no tendrás temor, sino que te acostaras y tu sueño será grato”; asimismo en He. 13:6 “De manera que podemos decir confiadamente. El Señor es mi ayudador, no temeré lo que me pueda hacer el hombre” “pues quien es aquel que os podrá hacer daños, si vosotros seguís el bien”.

Y en algunos otros consejos del libro en comento que nos orienta a encausar nuestra conducta dentro de las normas social y espiritualmente aceptadas que nos traerán consigo resultado positivos en nuestra vida; en Eclesiastés cita que:

“Acuérdate de tu Creador en los días de tu juventud, antes que vengan los días malos, y lleguen los años de los cuales digas: No tengo en ellos contentamiento; antes que se oscurezca el sol, y la luz, y la luna y las estrellas, y vuelvan las nubes tras la lluvia; cuando temblarán los guardas de la casa, y se encorvarán los hombres fuertes, y cesarán las muelas porque han disminuido, y se oscurecerán los que miran por las ventanas; y las puertas de afuera se cerrarán, por lo bajo del ruido de la muela; cuando se levantará a la voz del ave, y todas las hijas del canto serán abatidas; cuando también temerán de lo que es alto, y habrá terrores en el camino; y florecerá el almendro, y la langosta será una carga, y se perderá el apetito; porque el hombre va a su morada eterna, y los endechadores andarán alrededor por las calles; antes que la cadena de plata se quiebre, y se rompa el cuenco de oro, y el cántaro se quiebre junto a la fuente, y la rueda sea rota sobre el pozo; y el polvo vuelva a la tierra, como era, y el espíritu vuelva a Dios que lo dio. Vanidad de vanidades, dijo el Predicador, todo es vanidad”.


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