Hablemos de seguridad… y algo más | La praxis en la prevención
“La perspectiva de la praxis en la prevención, deberá ser el primer requisito en que la acción de la misma tenga objetivos claros y razonados”.
Diego Varela de León*
El paradigma tradicional criminológico observa la prevención del delito como sinónimo de amenaza, es decir, se considera que la forma de prevenir el delito es la advertencia de que existe un castigo para determinadas conductas, dejando de lado la premisa de que el delito no sólo representa una acción que contradice la norma jurídica (de ahí su antijuridicidad).
Entendemos la prevención del delito como la concientización y la capacitación de la sociedad para saber elegir, decidir, corregir, aislar situaciones comprometidas, proporcionando diversos recursos para ello.
Más específicamente, la prevención de conductas ilícitas y antisociales requiere de la formación y el reforzamiento de la conciencia de valores en la población, buscando que se traduzca en acciones concertadas entre la autoridad y la sociedad, empleando para ello conocimientos pertinentes que hagan posible la previsión de conductas anómicas en la individualidad y colectividad.
De acuerdo a lo anterior, una política global o integral de prevención del delito ha de abandonar el paradigma tradicional que piensa la prevención exclusivamente en términos de punibilidad.
Por tanto, debe dar paso a una nueva concepción fincada en la formación de la conciencia cívica y del sujeto de derecho, conceptualización que dirige las acciones preventivas en función de los componentes valorativos inherentes a la norma penal, es decir, que pone el acento en los bienes jurídicamente tutelados, entendidos como principios esenciales de la convivencia social, regulados por el Derecho como expresión de convicciones determinadas en un espacio y tiempo dados.
De manera paralela, la prevención del delito debe fundamentarse en la determinación, explicación y difusión de aquellos valores que protege la norma jurídica, porque la conducta humana va efectivamente orientada por una tabla de valores o preferencias, que entraña la posibilidad de ascender de un valor más bajo a uno más alto, de lo malo a lo bueno y de éste a lo mejor.
Esa posibilidad es la que justifica el esfuerzo continuo de individuos, grupos y naciones por superar la ignorancia, la pobreza, la injusticia social y la violencia.
Es la posibilidad de este ascenso lo que justifica una política de prevención que tienda a mejorar y asegurar la cohesión social, una de cuyas repercusiones es justamente la inacción de conductas delictivas.
La cultura de prevención del delito, por tanto, deberá enfocar sus acciones prioritarias a la concientización, sensibilización e información, que capaciten a los nuevos ciudadanos, permitiendo que éstos puedan orientar sus decisiones hacia la plena convicción de que la ley es el camino más seguro y que, ante cualquier acto que viole las normas jurídicas, existirá una sanción, es decir, que transitemos todos por las vías de una cultura de la legalidad y que entendamos que este transitar es mucho más barato para unos y otros que el de la ilegalidad, que tiene un costo por demás desmesurados en todos sus términos.
Entonces pues, el objetivo será instrumentar planes y programas de acción específicos que tengan como finalidad desalentar las conductas antisociales, mediante el diseño de una política criminal que deberá partir de un diagnóstico profundo y no visto sólo desde una sola óptica, como el derecho penal; la interacción de diversas disciplinas en la elaboración del diagnóstico permitirá conocer mejor la realidad y buscar alternativas de solución sobre esa base.
Debemos recordar que el conocimiento posibilita conjugar esfuerzos hacia el logro de un objetivo perfectamente definido, lo demás, son sólo acciones que surgen por la necesidad del momento de lo urgente sobre lo importante, y que, bajo esa perspectiva, no incidiremos en la construcción real de las soluciones.
*Diego Varela de León
Libre pensador, amante de la lectura, la música y el deporte
**Las opiniones plasmadas en las colaboraciones son responsabilidad de cada autor, así como su estilo de escritura. Ecodiario Zacatecas sólo es una plataforma digital para darlas a conocer a sus lectores.