Hablemos de seguridad… y algo más | La comunidad y la seguridad
“… entendemos a la comunidad como un conjunto de personas que comparten algo en común al interior de un territorio delimitado…”
Diego Varela de León*
En el esbozo anterior comentamos el cómo los usos, costumbres, creencias, valores y comportamientos han permitido y de una u otra forma legitimar el ejercicio de la violencia como forma de relacionarse, en estas líneas abundaremos un poco más sobre la prevención comunitaria, por ello y a manera de recordatorio decimos que la prevención se entiende como un conjunto de acciones que buscan anticiparse a los hechos, a partir de la comprensión y abordaje de las causas y los factores de riesgo asociados a la violencia y la delincuencia. Entonces pues si estamos de acuerdo en esta definición entre otras tantas similares que hay, podemos decir que la prevención en el ámbito comunitario implica llevar a cabo acciones en el espacio local y sostener la participación de diversos actores de la comunidad para reducir las causas y los riesgos de la violencia.
De acuerdo con la definición del Dr. Efrem Milanese quien precisa a la comunidad “Como el conjunto de redes (relaciones) sociales que definen y animan un territorio delimitado por confines geográficos. Entre cuyos elementos de origen y alguno de sus objetivos se encuentra el de construir la percepción de seguridad para sus integrantes” entonces entendemos a la comunidad como un conjunto de personas que comparten algo en común al interior de un territorio delimitado, espacial y temporalmente, donde existen diversas posibilidades de relación. Es también un sistema social dinámico y en constante cambio, que establece sus propias reglas de interacción y comportamiento de manera implícita o explícita, cuyo objetivo principal es ofrecer a la mayoría de sus integrantes la percepción de seguridad a través de un ambiente seguro y de sana convivencia.
De acuerdo con lo anterior dirimimos que el objetivo de la prevención comunitaria no es otro más que el de cambiar o sustituir las prácticas violentas de toda índole por formas alternativas, es decir, promover o establecer en lugar de la violencia otras prácticas cuyo objetivo no sea dañar, herir o ejercer poder, sino generar espacios que permitan el bienestar y el desarrollo de las personas, donde la participación de los ciudadanos a nivel local sea el punto esencial de toda convivencia. Por lo que se trata de promover prácticas que conviertan en protagonista de modos positivos y proactivos a todas y todos los miembros de la comunidad, promoviendo buenas prácticas de convivencia, capacidades y estrategias tanto a nivel individual como colectivo, consecuentes con un marco de regulación democrático y de sana convivencia en los espacios de encuentro común como puede ser el jardín, las plazas, los mercados, los tianguis la iglesia, la escuela, el barrio, la vecindad o cualquier otro punto de encuentro común dentro la comunidad.
De esta conceptualización sencilla podemos resaltar dos acciones fundamentales de la prevención en el ámbito comunitario, la cual en primer lugar será el de evitar por todos los medios y bajo cualquier circunstancia situaciones definidas como antisociales y que dicho sea de paso son inaceptables porque dañan a la comunidad, es decir ceñirnos a una cultura de la legalidad; en segundo lugar y seguida de la anterior será la de reducir los daños cuando la situación antisocial ya se hizo presente mediante acciones fundamentales que establece la prevención comunitaria y como ejemplo de ello es ingerir bebidas etílicas en la vía pública, escuchar música que contenga violencia en su letra, entre otras tanta, igualmente se hace necesario que se ahonde, en primer lugar sobre la identidad en la comunidad mediante los vínculos sociales los cuales son el vehículo de trasmisión de saberes y experiencias que al pasar de generación en generación, conforman patrones culturales y tradiciones que preservan el sentido de pertenencia y refuerzan la identidad comunitaria de sus integrantes. Estas formas culturales pueden observarse y entenderse en las celebraciones rituales como fiestas patronales, celebraciones religiosas y sociales, entre otras, las cuales son representaciones de ideas, creencias y patrones que introducen los valores y establecen las pautas de relación que organizan la vida individual y colectiva de la comunidad.
