Hablemos de seguridad… y algo más | Favorecer la participación ciudadana
“No cabe la menor duda que cuando se conjugan las voluntades entre sociedad y gobierno, cualquier situación de inseguridad puede ser prevenida”.
Diego Varela de León*
A propósito del título del presente esbozo y la importancia que tienen los tres órdenes de gobierno en el tema de la democratización del país por medio de la participación social, que por supuesto son de suma importancia en torno a las viejas usanzas de gobiernos sin apertura que pocas veces y en muchas ocasiones simuladas facilitaron a la ciudadanía en expresar y elevar sus propuestas, y los hicieran partícipes en las decisiones de gobierno y sobre todo, que estas se les consideraran y tomaran en cuenta, a diferencia de esos viejos esquemas que nos heredaron las tragedias y vicisitudes de las que estamos padeciendo; hoy en día hay una marcada diferencia, pues la apertura en la participación social en las decisiones del aparato gubernamental toman y consideran cada propuesta que emana de la propia ciudadanía y juntos sociedad y gobierno co-construyen una nueva realidad social encaminada en el caso que nos ocupa a construir comunidades de paz y armonía, de tal suerte que:
El Gobierno de la Esperanza encabezado por el licenciado David Monreal Ávila, a través de la Secretaría General de Gobierno. Hace extensiva una atenta invitación para que la ciudadanía en general nos acompañe y participen activamente en el "FORO DE CONSULTA PARA LA INTEGRACIÓN DE LA ESTRATEGIA ESTATAL PARA LA CONSTRUCCIÓN DE PAZ, PREVENCIÓN Y CONVIVENCIA CIUDADANA", derivado de lo anterior y encaminados en el tema de la participación ciudadana misma que entendemos como toda forma de acción colectiva que tiene como participantes a la sociedad y el estado con la firme intención y acción de influir sobre las decisiones de la agenda pública en materia de construcción de paz, prevención y convivencia ciudadana.
En primer lugar, debemos asumir que derivado de la herencia de exclusión social producto del modelo de desarrollo capitalista, que nunca alcanzó a dar respuestas básicas en materia de trabajo, educación y salud a toda la población, siendo entre otras tantas, una de las causas principales del crecimiento de la violencia social del delito. Pero, esta definición no puede ser la excusa para justificar el accionar delictivo o la inacción del Estado y la ciudadanía frente al problema.
La enfermedad social de la violencia no es patrimonio exclusivo de las naciones en desarrollo. Los casos de intolerancia racial y religiosa, el alto consumo de drogas, la violencia en las calles en los países del llamado primer mundo, llenan las primeras planas de los diarios masivos de comunicación. El presente esbozo como todas la líneas que compartimos con nuestros amables lectores tiene la finalidad en primer término de la reflexión, al mismo tiempo de generar una conciencia encaminada a delinear ideas de cómo podemos hacer desde nuestra propia condición de ciudadanos en concordancia y cooperación estrecha con las autoridades en materia de construcción de paz, prevención y convivencia ciudadana, desde nuestro barrio, colonia, fraccionamiento, institución o como lo asenté líneas anteriores desde nuestra simple condición de vecino miembro indiscutible de la colectividad social para prevenir la violencia y el delito en nuestra localidad, comunidad, colonia, barrió y fraccionamiento.
Las estadísticas en el incremento de la violencia y los delitos en todas sus manifestaciones y expresiones, señalan que el tema no es privativo de clases sociales, credos y razas, pues la violencia puede alcanzar a tanto habitantes de zonas urbanas hasta las comunidades más alejadas, donde no estamos exentos de ser víctimas de delitos contra la propiedad y lo que es más detestable y lamentable contra la integridad física de nuestros conciudadanos. El futuro del desarrollo económico y social, en todo el mundo, está pivotando sobre las ciudades concebidas como estructuras globales, de las cuales van a depender en buena medida los avances en el bienestar social de los ciudadanos. No se puede contrarrestar la violencia urbana simplemente reprimiéndola, sino que debe centrarse la atención en la prevención para atacar las causas que la originan. De la experiencia de las últimas décadas nos da luces que las actividades de prevención se deben ejecutar y coordinar en el ámbito de la interacción Estado – ciudadanía, y está demostrado que los esquemas represivos y reactivos como único medio en la solución de conflictos han fracasados pues en vez de soluciones provocan otras entropías sociales.
Los Agentes de policía preventiva en cualquier nivel son los más cercanos a la sociedad y por lo tanto, están en mejor posición para movilizar a las comunidades y revestirlas de los medios y modos que les permitan atacar las raíces que fermentan el crimen y la violencia social del delito, y por supuesto que el aumento del número de policías, armamento y otros medios de acción, no se traducen necesariamente en una mayor "seguridad ciudadana".
En primer término, deberíamos aclarar que una gran cantidad de delitos no se realiza en las calles, pues ocurren en ámbitos de intimidad en el seno de las familias o lugares cerrados. En segundo lugar, porque la eficiencia del sistema depende del buen funcionamiento de la totalidad de sus componentes (policía, ministerios públicos, jueces, sistema penitenciario, etc.) y el sub-componente policial no actúa mejor cuando aumenta su número o cuando utiliza métodos reactivos y represivos en sus actuaciones contra la criminalidad. El crimen violento y la delincuencia organizada o fortuita son el resultado de la falta de atención a las situaciones (factores sociales) que generan los actos delictivos, tales como aquellas que afectan a las mujeres, los niños, adolescentes, adultos mayores, personas con discapacidad y por ende a las familias.
Solidaridad y participación ciudadana es el sentimiento que impele a los hombres a prestarse ayuda mutua y no cabe la menor duda que cuando se conjugan las voluntades entre sociedad y gobierno, cualquier situación de inseguridad pueden ser prevenida eficazmente por el vecindario solidario y comprometido, trabajando unido en un binomio y en una simbiosis entre policías y ciudadanos. El método es muy sencillo; se basa en la observación de signos sugestivos de actividad delictiva, alertar a sus vecinos y llamar a la policía, amén de cumplir con la obligación cívica de testificar, acompañar a la víctima y efectuar la denuncia, asistirla, consolarla y ayudarla no es una tarea que cuesta nada sino al contrario nos gratificará día a día en la satisfacción del deber ciudadano de solidaridad con nuestros congéneres, de tal suerte que con lo anterior y obviamente con muchas más estrategias que claramente se pudieran implementar desde la ciudadanía y los aparatos de gobierno, nos daría como resultado entornos encaminados a la construcción de paz, mediante la prevención en una sana y armónica convivencia ciudadana.
*Amante de la música, la lectura y el deporte.
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