Hablemos de seguridad… y algo más | Alto a la violencia contra la mujer
“Por ello esta voz y esta pluma condenamos y reprobamos todo acto de violencia e insensatez hacia la mujer…”
Diego Varela de León*
Una situación que nos remite a cientos de teorías, posturas y diatribas, sin duda un tema por demás sensible y lamentable que nos duele aun cuando el dolor no se nos infrinja de forma directa, no podemos mostrarnos ajenos y menos insensibles ante una situación que no deberíamos estar padeciendo a estas alturas de lo que supone un siglo de tanta información, conocimiento, avances tecnológicos y académicos, además de la culturalización que sin duda caracteriza a las culturas de los mal llamados países inmersos en esta argumentación, el tema de la violencia contra la mujer ni siquiera deberíamos estarlo tratando cuando por las premisas antes citadas debería ser un sumario total y llanamente superado, sin mencionar la divinidad de nuestra existencia que se bebe precisamente al ser divino de la mujer creadora de vida y dadora de amor ilimitado a sus vástagos y supone estos en reciprocidad por la crianza y amor materno debería traducirse en una metamorfosis hacia el género femenino por esos simples pero poderosos motivos, entonces la perorata seria como nos imbuyeron ese amor, respeto y veneración por el género divino de lo femenino, y que lejos de esto se ha traducido en todo lo contrario y es preciso que la sociedad haga acciones como el 25 de noviembre fecha instituida como el día internacional contra la violencia hacia la mujer, en homenaje a que en el año 1960 tres hermanas dominicanas fueran violadas y asesinadas.
La mayor vulnerabilidad femenina no solo se debe a causas físicas, y suelen concentrar en la mayoría de los casos la mayor carga y responsabilidad en la crianza de los hijos, además por diferentes cuestiones culturales condensan las tareas hogareñas y mantienen una mayor dependencia y sumisión económica y culturalmente a los hombres, una mujer que abandona su “hogar” vivienda o infierno o delirio se encuentra en mayor riesgo que un hombre, y de acuerdo a las estadísticas se considera que las mujeres que dejan a sus abusadores tienen un 75% más de riesgo de seguir siendo abusadas o lo que es peor asesinadas por el abusador que aquellas que se quedan conviviendo.
Ahora bien en cuanto a los motivos por lo que una relación continúa pueden pensarse dos corrientes básicas, la postura tradicional, que plantea que al vivir atemorizadas por represalias, los golpes, por la posible pérdida del sustento económico, las órdenes irracionales y los permanentes castigos, manifiestan un estado general de confusión y desorganización, llegando a sentirse ellas mismas culpables por la situación, desconociendo así la educación patriarcal y machista por demás inconcebible que involucra a la mayor parte de las sociedades. Por otro lado Otra postura se plantea del mismo modo la condena a la educación típica donde las mujeres aparecen con un lugar desventajoso, pero se detiene también en los modos estructurales de relacionarse, los montajes de relaciones. No hay que confundir esta idea con un razonamiento contrario que diría que si una persona sostiene una relación se debería a que esta sería placentera. Es evidente que una mujer golpeada no siente placer alguno, pero si entran en juego de componentes subjetivos tales que en la práctica se validan relaciones no placenteras.
Por ello esta voz y esta pluma condenamos y reprobamos todo acto de violencia e insensatez hacia la mujer y decimos que no solo el 25 de noviembre de cada año, sino los 7 días de la semana, los 30 del mes y 365 del año, deberemos traducir nuestros dichos y acciones en el respeto irrestricto hacia el género divino de lo femenino transitando en las vías del entendimiento, comprensión, amor fraterno y respeto hacia las mujeres que son la divinidad creadora de vida y dadora de amor ilimitado.