Eurocápsula | 10o Campeonato de Europa de Futbol Inglaterra 1996
José Ortega
En 1966 el futbol volvería por fin a casa al cabo de treinta años, y entraba de nuevo a unos estadios realmente míticos para los aficionados al futbol: Anfield Road en Liverpool, Old Trafford en Manchester y last, but not least Wembley arena en Londres. Y también Hillsborough Stadium en Sheffield, donde en 1989 habían encontrado la muerte 96 seguidores en un partido de la semifinal de la copa inglesa entre el Liverpool y el Nottingham Forest. Tras el luctuoso acontecimiento los estadios ingleses fueron modificados para evitar que jamás volviera a suceder otra catástrofe. El mundo del futbol comenzaría a evolucionar notablemente desde el último torneo. Después de la sentencia del caso “Bosman”, los clubs podían fichar jugadores comunitarios sin limitaciones.
Retomando esta edición europea celebrada del 18 al 30 de junio, en la fase de clasificación no se produjeron grandes sorpresas; y no es de extrañar si se tiene en cuenta que el número de selecciones participantes se había ampliado a 16 equipos. De todos modos, Dinamarca, vigente campeona europea, e Italia, subcampeona del mundo, habían quedado eliminadas.
El equipo anfitrión liderado por su “enfant terrible”, Paul Gascoigne, deseaba conseguir por fin ante su público el añorado triunfo en el escenario europeo. Pero sucedió lo que tenía que suceder. En cuartos de final, los ingleses habían superado a España en penaltis al cabo de 120 espectaculares minutos. Pero las aspiraciones de los británicos se truncaron en semifinales contra un poderoso equipo alemán comandado por el extraordinario jugador Matthias Sammer.
La república checa, el equipo revelación de esta edición europea, tras vencer a tres de los equipos favoritos, Italia, Portugal y Francia, se plantaría en su primera final europea. Uno de los responsables de esos inesperados triunfos fue el extraordinario jugador Pavel Nedved, cuya estrella comenzó a brillar en este torneo. La final tendría un desenlace en la prórroga, que terminó cinco minutos después de su inicio, pues se había implantado la regla del gol de oro. En un barullo en el área de penalti checa, Bierhoff se hizo con el balón, su remate terminó con algo de fortuna en la red y desatando el júbilo de los alemanes.