El sentido del derecho “In actu” | El Principio de Legalidad, para las autoridades
“…Sabia virtud de conocer el tiempo…”
Oscar Campos*
El tiempo, ¿qué es el tiempo? Es un imaginario, un constructo social, una idea. Sin embargo, es también una unidad de medida, nos ayuda a determinar el día y la noche, los días, semanas, meses y, próximamente, terminaremos un ciclo más, un año. El planeta habrá terminado de dar su recorrido de traslación alrededor del astro sol, a propósito de tiempos propicios para hacer una pausa y en completa calma, con profunda paz, reflexionar y meditar a efecto de agradecer por la vida, felices, contentos y satisfechos por el presente, visualizando un 2025 lleno de 365 oportunidades para ser mejores personas, mejores seres humanos.
Para México, su pueblo, su gente y sus gobernantes el deseo de paz, amor y justicia. Los deseos más allá de palabras llanas son propositivas, críticas y con el justo derecho de ser un ciudadano libre de esta gran nación. Por tanto, expongo lo siguiente:
Uno de los textos fundacionales del Estado Mexicano, como ya lo hemos mencionado son los Sentimientos de la Nación de 1813, redactados de la inspiración, José María Morelos y Pavón. En él se bosqueja como debería de ser el nuevo país México, proyectando se organigrama federal y las obligaciones que ostentaría.
Lo que hoy nos atañe, es el artículo 15 del dicho texto que parafraseando dice: “…todos son iguales y sólo distinguirá a un americano -hablando de la América Septentrional, como se le nombraba a lo que era la Nueva España- de otro, el vicio y la virtud”.
Alegando que no habrá castas, clases ni circos sociales en este país. Lamentablemente, aquello quedó en solo un ideal. Uno de los vicios más lacerantes que ha padecido México es la corrupción y la impunidad.
Vicios que nuestra sociedad no ha logrado enterrar en pozos sin fondo. Para nuestro pesar, cada que entra una nueva administración gubernamental nos enteramos que la anterior representación dañó el erario público. La cosa más desagradable. Más aún si recordamos otro pasaje de lo escrito por el Siervo de la Nación que al tenor dice: “que los empleos los obtengan los que no son capaces de instruir y libres de toda sospecha”, para que aquellos representantes de la voluntad popular, de la soberanía nacional están obligados “a constancia y patriotismo, moderen la opulencia y la indigencia, y de tal suerte se aumente el jornal del pobre, que mejore sus costumbres, aleje la ignorancia, la rapiña y el hurto”.
¿De quién es la culpa? Como sociedad no hemos sido capaces de dejar la seducción de la corrupción con tal de aventajar unos cuantos pasos, tampoco hemos sido lo suficientemente doctos de elegir a los dignatarios del gobierno de tal suerte que por un lado no caigan en tal vicio, por el otro, sepan castigar a quien lo ha hecho y no se quede un daño en la impunidad.
En días pasados un “museo” de la corrupción se exhibió para todos los zacatecanos. No está mal, quien no conoce su historia está condenado a repetirla. La autoridad de esa inventiva olvidó que ahora el recinto alberga a cientos de estudiantes bajo el esquema del bachillerato militarizado.
Olvidó que su actuar en conforme al principio de legalidad, la autoridad únicamente debe realizar lo que la ley le faculta expresamente, y no en las redes sociales. En su caso, que si se ha demostrado que el vicio de la corrupción se encuentra en esa obra arquitectónica, se aplique la ley.
Lo que no debe ser válido es que las nuevas generaciones vean lacerados sus derechos educativos sin mayor consecuencia alguna que la de la exposición mediática.
Se exhorta desde esta columna al respeto de todas las personas. Que los estudiantes vean su espacio de instrucción académica, como un centro de aprendizaje, un lugar de preparación para la vida, incluso el espacio de atracción de amigos, como un palacio a la sabiduría. En donde se desarrolle el derecho y libertad de pensar y manifestarse.
Ubi labor - ibiuber / Donde hay trabajo hay abundancia”