El sentido del derecho "In actu" | El derecho a votar y ser votadas de las mujeres
“No hay nada que sea más fuerte que un pueblo. Lo único que se necesita es decidirlo a Ser Justo, Libre y Soberano”. Eva Perón.
Oscar Gabriel Campos*
El pasado 17 de octubre, se conmemoró el 71º aniversario del voto de la mujer en México. Las mujeres en México obtuvieron el derecho al voto en 1953, además del derecho a ser votadas, convirtiéndose en una parte fundamental del proceso democrático del país. Este logro fue el resultado de una larga lucha por la igualdad de género y los derechos civiles. Desde entonces, las mujeres han participado activamente en elecciones, contribuyendo a la política y la sociedad en general.
El antecedente histórico es el movimiento de las sufragistas, mujeres que lucharon por el derecho al voto y la igualdad de derechos en Inglaterra, Estados Unidos de América y Alemania, inicialmente, durante los siglos XIX y XX. Este movimiento fue fundamental para la consecución del sufragio femenino en muchas partes del mundo.
El movimiento sufragista fue crucial para abrir el camino a los derechos civiles de las mujeres y establecer una mayor participación en la política. Sus esfuerzos sentaron las bases para posteriores movimientos por la igualdad de género y los derechos humanos en todo el globo, al ser la segunda ola feminista.
Hoy se dice, que vivimos la cuarta ola, pues a lo largo de los años, ha habido avances significativos en la representación política de las mujeres, aunque todavía existen desafíos en términos de igualdad de género y acceso a posiciones de poder. En 2019, se implementó una reforma constitucional que establece que las mujeres deben ocupar al menos el 50% de los cargos en los órganos de decisión pública.
El voto de la mujer ha sido clave para la transformación social y política en México, y su participación continúa siendo un elemento vital para la construcción de una democracia más inclusiva.
Como ejemplo precursor, hay que decir que la primera mujer en ocupar el cargo de regidora en México fue Elvia Carrillo Puerto. Ella fue electa en 1923 en el municipio de Tizimin, Yucatán. Su elección marcó un hito en la historia política del país, ya que fue pionera en la lucha por la inclusión de mujeres en la política local y nacional. Posteriormente, en 1952, también fue electa como la primera diputada, después del sufragio femenino en México. A ella le siguió Matilde Rodríguez, como primera senadora electa en el año de 1955.
En 1979, tuvimos la primera mujer en ser gobernadora en nuestro país, Griselda Álvarez, quien asumió la primera magistratura del estado de Colima y su administración se enfocó en el desarrollo social y la igualdad de género. Aquí en nuestra entidad la Licenciada Amalia Dolores García Medina, gobernó de 2004 a 2010. Ejemplo, de entereza y carácter en pro de las minorías, quien además ha continuado con su carrera política ejerciendo diversos cargos en la legislatura federal, como el que actualmente ocupa como Senadora de la República.
Ante estas reformas que, sin duda, buscan equilibrar la participación de las mujeres en lo público además en lo privado, podrías mencionar que en nuestro estado tenemos a varias mujeres que se perfilan a nivel nacional y en lo local como destacadas y que seguramente en el corto plazo darán muestra de ello, tenemos a las Senadoras Verónica Díaz, Geoanna Bañuelos, Claudia Anaya; Diputadas Federales Noemí Luna, Julia Olguín, Ana Luisa del Muro, Soledad Luevano, en lo local, tanto en la legislatura como en el Gabinete del Ejecutivo puñados de vienen pujando fuerte, ojala que se logre ese sano equilibrio entre mujeres y hombres para dar rumbo.
Finalmente, después de más de dos siglos de existencia como país, México, tiene a su primera presidenta, la doctora Claudia Sheimbaum Pardo, que como ya lo habíamos anticipado en una anterior colaboración tuvieron que pasar más de 70 años para consolidarse el derecho a votar y ser votadas de las mujeres, veamos.
Falta mucho por avanzar, pues en 100 años de democracia institucional y 30 de democracia moderna, apenas se están cumpliendo los ideales clásicos de la ekklesia ateniense.
“Ubi labor - ibiuber / Donde hay trabajo hay abundancia”.