El espectador | Cuando algo te sale mal
“¿acaso estoy haciendo algo malo?”
Alex Bravo*
Te levantas una mañana, el cuerpo lo experimentas cansado, y en tí hay más sueño que ganas de iniciar el día, prefieres seguir durmiendo, pero los deberes y compromisos, te obligan a continuar con tu rutina. Intentas ser amigo de tus miedos, sonreírle a cada persona que en tu camino se cruce. Intentas darle no la importancia a la experiencia de sentirte cansado. Intentas controlar tu ira, al ver que en la cuenta del banco solo hay centavos. Intentas no echarles la culpa a los otros, porque miras que a ellos él éxito los abraza. Entonces te preguntas, ¿acaso estoy haciendo algo malo?
Intentas aceptar las cosas como van, que, aunque quieres remar contra marea, también quieres embarcar en todo ese mar, pero la incertidumbre te acorrala, y las ganas se te van. Entonces te cuestionas ¿Por qué nadie me puede garantizar, que lo que quiero intentar, no será también parte de mis fracasos? Intentas decidir si quedarte o irte, abrazarlo o darle la espalda, si buscar algo mejor o resignarte con lo que tienes, no lo sabes, porque meditas en que, si acaso te atreves a cambiar lo que hay, tal vez entonces, podrías terminar en algo peor. ¿Pero qué tal y no? Intentas no estallar por los comentarios de quienes dicen ser tus amigos, controlarte de no golpear a ese desconocido, intentas no bajarte del coche y golpear a ese que te pita en su coche porque lleva prisa. Intentas no estallar frente a la cajera que te atiende mal, ni menos ser un mal educado frente a la persona que te avienta el cambio. Intentas no quedarte callado, Intentas no decir lo que piensas ¿por qué se tiene que tener temor a lo que ocurra?
Intentas seguir las indicaciones de tu curso de inteligencia emocional, en la que se te pide que no dejes que tus emociones te dominen, pese a que los motivos sobran. Intentas salir de lo que se ha convertido en un círculo vicioso, y aunque es tu hogar, te sientes como un forastero, un vencido, frente a la invasión de tus espacios por otros. ¿Pero tú, dónde has quedado?
Intentas pensar qué decir, antes que volverte a callar, intentas seguir, antes que abandonar lo que emprendiste, intentas no dejar de ser tú misma, tú mismo, porque hacerlo, es sentirte ajena, ajeno de ti. Intentas, intentas, intentas, pero de tanto que intentas, no puedes evitarlo, te sientes cansado. Te sientes cansada. Pero ¿Qué pasa si dejas de intentarlo?
Después de tantos intentos, después de muchas veces sentirte cansado, cansada.
Déjame decirte que no hay nada de malo. Se vale aislarse del mundo, de los otros. No hay nada de malo en decir adiós, no hay nada de malo en pedir un tiempo fuera. No hay nada de malo en desnudarse, estar en casa o cualquier otro lugar, siempre y cuando te sientas fiel y cerca de ti misma, de ti mismo. Puedes mentirle al mundo, pero a tu ser, no es algo que se haga sin pagar un alto precio. Tantas experiencias, tantos placeres, tantos lugares, tantos momentos, no dejes que todo eso se pierda en el tiempo. No hay nada de malo en darte un espacio para ti. Porque para cuando todo parece que va mal, se vale no hacer nada. Se vale llorar, se vale estar en silencio. Se vale que no se intente hacer nada, se vale a los otros, darle la espalda. Pero jamás dejes de mirarte a ti, porque pese a que todo puede ir mal, no puedes dejar de serte fiel a ti.
*F.H.E.