Dialéctica Moral | Justicia y democracia entre crisis
“No resulta sencillo dilucidar el contexto para quienes marchan porque regrese el fétido estado neoliberal. Sin duda, se vive un momento más que interesante para el análisis del entorno político del país.”
Pedro Esparza Castro*
Conocido el veredicto final del juicio al ex secretario de seguridad pública, Genaro García Luna, declarado culpable, se traduce como una victoria para quienes tuvimos que privarnos de una libertad en la adolescencia y juventud, -o cualquier otra etapa de la vida-, para quienes crecimos con miedo y hemos perdido algún ser querido a causa de ese magistral error de la farsa guerra, que permea hasta nuestros días.
Es una bocanada grande de aire fresco, el saber que pasará años en prisión y que existen posibilidades de que el próximo en el banquillo de los acusados sea su jefe Calderón. Es un sabor a justicia.
La fiesta del veredicto no fue del todo redonda, porque al cabo de conocer el resultado del juicio, en México, media hora después de saberlo culpable por narcotráfico, en los tribunales le descongelaron las cuentas a su esposa, sí, esas cuentas que ascienden a más de 700 millones de dólares.
Al par de días de aquel acontecimiento, algo similar ocurrió, la exoneración de Rosario Robles, la cabeza de la “estafa maestra”. Vaya despropósito; más palpable que nunca la crisis del poder judicial mexicano. Aunado a ello, la crisis también de los medios de comunicación que poca cobertura y difusión dieron al juicio en Brooklyn. En contraste, una gran cobertura a la marcha en defensa del INE de los apartidistas.
Claro, hacer mención de apartidistas es ironía, igual que ocurre con la sociedad civil, los cuales se dieron cita este pasado domingo. Llenaron el Zócalo, los seguidores de Felipe Calderón, desde un país que no es el nuestro, convocaban al mitin, ignorando que días antes, su mano derecha había sido juzgado. Es decir, quienes estuvieron presentes, normalizan y defienden esas acciones de sus figuras políticas.
Dicho de otra manera, y no es de sorprenderse, acudieron quienes odian a López Obrador y su forma de gobernar, surgida desde las bases de la sociedad. Tal es el odio desmedido, que hacen mención de autoritarismo, de dictadura, en donde pueden y lograron expresarse libremente, sin reprimir a ni una sola persona. ¿No es eso democracia?
Confuso es saber que, esa gran masa de la oposición, camuflada de defensores del INE, sufre una crisis de partidos y liderazgos políticos, y por ello recurrieron a vestirse de rosa. Carecen de una figura que resalte y se perfile con fuerza para competir en el 2024.
No resulta sencillo dilucidar el contexto para quienes marchan porque regrese el fétido estado neoliberal. Sin duda, se vive un momento más que interesante para el análisis del entorno político del país. Este es un llamado de atención para la izquierda que gobierna México. Aunque, como decía el Benemérito de las Américas: “El triunfo de la reacción es moralmente imposible.”
*Analista
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