Aquelarre | Por fin, terminan las agotadoras campañas

Aquelarre | Por fin, terminan las agotadoras campañas

*Tres meses para los candidatos federales y dos para los locales, ¿tiempo necesario para dar a conocer los proyectos políticos?

Tanya Ortiz*


Solo dos días restan para que, por fin, terminen las campañas electorales. Tres meses para los candidatos federales: a la presidencia de la República, a senadores y diputados federales; y de dos meses para diputados locales, alcaldes, síndicos y regidores.

Habrá quien diga que no es suficiente para recorrer todos los distritos, sobre todo los candidatos federales o quienes aspiran a la presidencia de la nación, que necesariamente deben visitar todas las entidades, por lo menos una vez, aunque lo idóneo sea visitar de dos a tres veces los municipios de mayor densidad poblacional, dicen.

En todo el país, los aspirantes a un cargo de representación popular empezaron a hacer los cierres de este periodo que para mucha gente fue cansino, con los mismos discursos de siempre: las promesas de cambio, de transformación, los reproches por lo no hecho en los gobiernos pasados, las mentiras, las acusaciones, la guerra sucia y demás.

Por todos lados, los ciudadanos fuimos bombardeados con información de partidos y candidatos. Lonas, bardas, espectaculares, vehículos con calcas, comerciales en televisión, spots de radio, fotografías, flyers en las puertas de las casas, brigadistas entregando información… ¡uff, ya los veíamos hasta en la sopa!

Por eso, es de reconocerse el duro trabajo que realizó el personal del Instituto Nacional Electoral, en especial hablemos de la Vocal Ejecutiva de Zacatecas que preside Matías Chiquito Díaz de León, y del que hizo el Instituto Electoral del Estado de Zacatecas, que encabeza Juan Manuel Frausto Ruedas.

Ambos institutos, por supuesto que tampoco podían salir muy bien librados de este primer periodo electoral –porque todavía le cuelga al proceso- y acusaciones no les faltaron a ambos sobre actuación con parcialidad, favoritismos, retraso de procesos, mano negra y  un largo etcétera.

Pero nadie puede negar que la labor resulta compleja y no es poca.

De ahí la importancia de la defensa de las instituciones, en especial del INE, porque soy una convencida –ya se me pegó ese discurso político- de que se requiere personal especializado para organizar un proceso electoral por menor que sea. No creo que el Ejército Mexicano también se ponga a organizar las elecciones si ya está convertido en el principal constructor de las magnas obras que está haciendo el Gobierno Federal y más que tiene en proyecto.

Soy una convencida, sí, de que las instituciones nacieron, se crearon en un punto de la historia, como una necesidad social, así, igual que las leyes han nacido para regular la conducta de la sociedad y tienen un objetivo, que se modifiquen conforme los años, también es igual que las leyes: deben adecuarse a los tiempos de cambio, a las nuevas condiciones de vida.

Pero hay que decirlo: las instituciones no cambian. Cambian quienes las dirigen, quienes toman las decisiones, quienes impulsan programas y proyectos, quienes tienen el control. Sus decisiones, no siempre han sido las más acertadas tal vez, pero baste con que llegue alguien que actúe con rectitud para que el sentido real de esas instituciones se redima. 

Hoy, a dos días de las elecciones, los ciudadanos podremos darnos un descanso de tres días para preguntarle a la almohada, de todos esos que nos atiborraron con su imagen y sus discursos, quién es el que mejor nos convence para representarnos. 

Luego, el 2 de junio, vamos con todo el ánimo a plasmarlo en la boleta electoral. Es nuestro deber.


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