Andar las vías | La honestidad es el distintivo real de las amistades verdaderas
“… y su valor no se cuenta con dinero”
Luna Morena*
Estos tiempos de fácil comunicación nos permiten estar más en contacto con nuestros familiares en el momento que queremos saber de ellos, o cuando queremos comunicarles cualquier hecho del cual queremos que ellos se enteren; siempre que sea únicamente de nuestro entorno familiar. Tampoco se trata de fastidiarlos cada momento, al grado de agotarles la paciencia y cansarles las orejas, creyendo que siempre estarán a nuestras órdenes y a nuestro tiempo para atendernos a nuestro gusto. Sabemos que somos familia y es importante estar en contacto y que nos estemos procurando unos con otros; pero no se trata de estarlos molestando hasta en el aire, ni estropearles el tiempo que aprovechan para descansar. Es necesario saber respetar el vivir de cada persona sea cual fuere su raíz parental, para que no nos dejen colgados o ni siquiera nos quieran contestar. A más de uno, nos ha tocado esta situación y calificamos de ingrato y de malo a quienes evitan nuestro contacto, ya sea personal o por medio de una llamada telefónica; pero nunca analizamos lo que pudo ocasionar tanto rechazo, tanta indiferencia y el estar evadiendo la comunicación de todas las maneras posibles.
Analizando dichos puntos, entendemos que su contenido es totalmente acertado, pero no ocurre nada más entre parientes; ocurre también entre personas sin ningún enlace familiar, entre personas que tienen momentos de apatía, cansancio o pereza y entre personas que viven compartiendo vidas ajenas y que además son los que en las redes sociales aceptan cualquier solicitud de amistad y se convierten según ellos, en los mejores amigos de personajes totalmente desconocidos. Además, se la viven presumiendo la extensa lista de amistades que gracias a Facebook han logrado tener y que además en cualquier momento los pueden llamar sin que manifiesten nada de inconvenientes; y permanecen enfrascados en un dialogo que se prolonga por horas, a veces sin dormir, a veces faltando a clases, a veces sin alimentarse y otras sin cumplir los deberes hogareños ni los deberes escolares.
Por todos los medios informativos que ahora existen, se advierte el peligro de hacer amistades por esta vía, porque la mayoría de dialogantes, nunca se llevan bien con la convivencia sana ni con la sinceridad y ocultan con sonrisas aprendidas y bonitas palabras, sus malos sentimientos, sus malas actitudes y acciones.
De sobra saben el método para encantar a quienes creen que la luna es de queso, a quienes sueñan con un entorno lujoso, a quienes crecen de amor propio y se la pasan agradeciendo al Facebook su existencia, por la cantidad de amigos del mundo mundial incorporados a su perfil.
Ten cuidado con quien dialogas por este medio; contándole entre altas y bajas el quehacer de la familia completa. Para ti, es poder presumir tu historial consanguíneo, pero para los verdaderos amigos, solamente es información importante, información necesaria para dar el siguiente paso.
Entonces vienen las desapariciones, las ausencias, los raptos, los crímenes y nadie se enteró del cómo, del cuándo, el dónde ni de quien. Los amigos encontrados entre las redes sociales difícilmente son lo que comunican, y en la vida real no se cuenta con multitud de amistades; los años van depurando de tu existencia, aquéllas personas que solo te procuraban por lo que les podías dar, por lo que les podías ayudar y por conseguir lo que ellas nunca tendrían.
Una amistad que se escuda tras un verbo aprendido no es amigo. Los amigos reales y verdaderos son los que te procuran, te estiman y te quieren en todo tiempo y son como hermanos en momentos de aflicción. Procura ponerlos a prueba y en la prueba encontrarás la verdad.