Andar las vías | Erradicar la pobreza es un tema sin fecha de graduación
“Cuando se quiere mejorar lo que ven y viven con sus sentidos, no es necesario esperar que alguien venga para agarrarles las manos y moverles los pies”
Luna Morena*
En infinidad de ocasiones hemos escuchado a las autoridades en turno, repetir las mismas palabras: la pobreza en el país ha disminuido en un porcentaje mayor al que existía en años anteriores. Frase que se dice bien y de memoria por la continuidad que se le ha dado desde mucho tiempo atrás.
Desconozco el método con el cuál se llega a saber este resultado; porque no creo que, si le llevamos a una familia una dotación generosa de víveres, no nos van a decir: gracias, ya no los necesitamos porque ya no somos pobres. Entonces nos retiramos de ese sitio felices y satisfechos porque la pobreza va a la baja en nuestro país. Solo que no es así de fácil que se pueda lograr su inexistencia, debido a que cuando se pretende disminuir esta situación en esa parte de la sociedad, la necesidad se hace mucho más presente que el mes pasado y sucede porque las familias se acostumbran a vivir de las donaciones asignadas a su conformista círculo social.
Los menciono conformistas, porque no hacen nada por cambiar su manera de estar viviendo, ni su manera de estar creciendo; haciéndose las víctimas del vivir así, luego pregonando cada que tienen la oportunidad, esa mala suerte rodeada de carencias, que les ha tocado padecer. Eso si bien adiestrados para conmover con una vocería ya memorizada, justo para convencer a quienes se hacen presentes entre su tan querido y asoleado aislamiento. Referirlo como querido aislamiento, es porque muchos de los ahí refugiados, a pesar de contar con consanguíneos mayores listos para trabajar; optan por vivir del socorrito que nunca les ayuda a mejorar su situación; únicamente les ayuda para seguir permaneciendo y solo permaneciendo en esa condición, sin siquiera dar un paso hacia la diferencia y me atrevo a decir que ni siquiera lo piensan, ni lo sueñan, ni lo dicen y ni lo planean, porque de su lugar de confort, nadie debe criticar ni discutir.
Con pensamientos así, no es posible erradicar el empobrecimiento, ni disminuir una apatía convertida en pereza y estilo. Cuando se quiere mejorar lo que ven y viven con sus sentidos, no es necesario esperar que alguien venga para agarrarles las manos y moverles los pies. Esto es decisión personal, individual y hasta familiar; cuestión de querer para ponerse en marcha y aprender a dejar a un lado la vergüenza, el temor y el qué dirán. Esto, porque allá nadie los está esperando con los brazos abiertos, ni con alfombra roja, mucho menos con una fila de dinero. Será necesario trabajar de gallo a grillo de acuerdo con las habilidades que se tengan personalmente o en grupo, sin preocuparse de lo que puedan decir sus conocidos y sus amistades.
Es necesario trabajar y trabajar, porque nadie tiene la capacidad, ni el efectivo para mantener a personas que no hacen nada por su vida. Si conocen a alguna persona que regale dinerito, favor de decírmelo para darle mis datos, así será fácil encontrarme
Todo trabajo que se hace para bien es respetable y no hay porqué esconder la actividad que se esté desempeñando. Que si lavando trastes, limpiando viviendas, barriendo calles, cuidando niños o personas que no se pueden valer por sí mismas; vendiendo mercancía en los tianguis; ya sea comida, ropa, losa, helados, postres, jugos y un extenso etcétera de productos que son procurados por la clientela en menores y grandes cantidades. Decidirte por ser emprendedor autónomo, es querer un crecimiento con paciencia; con pasos lentos pero seguros, con mansedumbre pero con objetivos, con entusiasmo pero con aspiraciones, con dinamismo pero radiantes, con orgullo pero con humildad. Conquistándose todos los días para continuar existiendo.