Andar las vías | El regreso de nuestros niños a sus escuelas

“No hagamos a un lado los cuidados ya conocidos por todos, no son difíciles ni imposibles de seguir…”

Luna Morena

Aunque el virus no termina por desaparecer, la sociedad empieza a retomar sus actividades, pero sin estar totalmente libres porque las precauciones siguen siendo necesarias e importantes. Ahora no solo tenemos ese enemigo invisible, hace varios días la viruela del mono viene haciendo vereda sobre uno que otro distraído que olvida su presencia; igual sobre aquellos incrédulos que se creen inmunes al peligro, e imperecederos en la vida. Por individuos con esta mentalidad existen familias afectadas en su economía, familias que han perdido a familiares cercanos, familias que hasta estos días permanecen con secuelas después de haber salido de la infección. No hagamos a un lado los cuidados ya conocidos por todos, no son difíciles ni imposibles de seguir, más cuando lo debemos hacer por nuestra salud, por nuestro bienestar y el de todos.

En eso va también y en un porcentaje fundamental, la sanidad de nuestros niños que volverán a llenar las escuelas como estaban acostumbrados; pero con el entendimiento de acudir con las debidas recomendaciones. Ellos tienen la inteligencia que se necesita ante estos percances, no comprenden tanto pero actúan mejor que muchos.

No es tiempo de perder de vista este fantasma, si bien es cierto que las vacunas han venido a ayudar a disminuir el daño, todavía siguen los decesos y la gente sigue enfermándose.

Padecer de esta afección no es nada acogedor, mucho menos cuando se sabe que están a un pasito de continuar viviendo o no. Este problema puede agudizarse cuando están solos en su vivienda, soportando la enfermedad, por eso son necesarias las videollamadas, los mensajes, u otros detalles que los haga sentir acompañados en ese obligado confinamiento; totalmente entendido por los adultos, y aun así, uno que otro se ponen renuentes a seguir ese orden ya tan pregonado y entendido. Si esto ocurre con las personas mayores que entienden  de riesgos, imagina a los pequeños que pasan por este problema y algunos no alcanzan a entender el por qué tienen que estar separados de la familia, de mamá y papá. Comer solos, jugar y dormir solos, escuchando a sus familiares que les hablan a distancia para que se sientan acompañados, o para avisarles que les han llevado sus alimentos. Los ves llorar y frotarse sus ojos, que mientras entre lágrimas observan con mucha tristeza, que nadie se quiere acercar a jugar sus juegos de siempre, sus juegos divertidos y traviesos.

Dios quiera que ningún niño de los que regresan a la escuela pase por este sufrimiento, uno como quiera, pero las criaturas. No todos los jovencitos han sido vacunados, falta un porcentaje considerable. Aunque se diga que estos líquidos no son eficientes, se ha comprobado su protección ante una gravedad inesperada, de esto dan fe las personas que después de recibir la inmunización se infectaron del virus y pudieron salir adelante en menos tiempo; lo mismo ocurrió con las secuelas que se van quedando sobre su estructura, incomodando un buen rato su cotidianidad.

Es necesario andar cautelosos en esta nueva oportunidad de vida, tener los cuidados necesarios conforme se necesiten, así  nuestros niños harán lo propio en sus grupos escolares por guía de los papás, en conjunto de sus maestros. No será nada sencillo hacer este laboreo, por eso es bien importante empezar desde nuestros hogares; los pequeños son la respuesta de los que ven y escuchan entre sus familias.

*Escritora, poeta y promotora y difusora de la cultura. Soy tres estuches de monerías y casi un montón de cosas.

**Las opiniones plasmadas en las colaboraciones son responsabilidad de cada autor, así como su estilo de escritura. Ecodiario Zacatecas sólo es una plataforma digital para darlas a conocer