A q u e l a r r e | La violencia de alto impacto, la gota que derrama el vaso

A q u e l a r r e | La violencia de alto impacto, la gota que derrama el vaso

“La violencia de alto impacto, nos pega a todos parejo, de día o noche, en cualquier lugar y sin deber cuentas a nadie involucrado con la mafia”.

 

Tanya Ortiz*

En el año 2011, la población de Fresnillo, Guadalupe y Zacatecas se estremeció con una serie de bloqueo de vialidades: grupos criminales dejaron vehículos atravesados y luego tiraron artefactos llamados “ponchallantas” para evitar que las autoridades los persiguieran.

Ese día hubo una fuerte balacera en la entrada del fraccionamiento Bonaterra, ubicado en la zona conurbada Zacatecas-Guadalupe, donde vivía el entonces gobernador Miguel Alonso Reyes.

Elementos de la Policía Estatal Preventiva llegaron en atención al reporte y todavía encontraron a los perpetradores del ataque, por lo que los agresores ahora dirigieron a ellos sus armas y dispararon.

La policía repelió el ataque y de ello resultó muerto un comandante y un agresor detenido, además de los daños en las fachadas dr los comercios ubicados a la entrada del fraccionamiento.

Fue una noche que quedó grabada en la psique de mucha gente que lo padeció. Desde la salida sur de Fresnillo hasta el entronque a Santa Mónica, en Guadalupe, se registraron al menos 12 bloqueos con vehículos atravesados y varias unidades civiles ponchadas con los artefactos que tiraron los delincuentes.

Desde entonces no se habían vuelto a registrar incidentes que alteraran tanto la percepción de inseguridad, hasta el año 2020 que decenas de familias se vieron obligadas por el temor, a dejar sus hogares en comunidades de Valparaíso, Jerez y Fresnillo, donde grupos criminales habían irrumpido en sus casas, privado de su libertad a algunos hombres, atracado y asesinado a otros.

En Fresnillo, la ciudad más peligrosa del país según la encuesta sobre percepción de inseguridad que realiza el Inegi, han incendiado algunas viviendas o rafagueado otras. En algunos de estos hechos han encontrado cuerpos humanos calcinados que, tras la necropsia, las autoridades han determinado que primero fueron víctimas de una agresión a balazos.

Hasta este año 2021, nuevamente se han registrado  algunas escenas que han ocasionado temor entre los habitantes de Jerez y automovilistas que han visto vehículos incendiados en la carretera a Tepetongo.

Enfrentamientos entre grupos criminales o contra policías en Noria de Ángeles, Villa García o Apulco han quedado registrados en videos de los pobladores que han pedido ayuda a través de las redes sociales.

Desde hace años, los hechos de violencia han sido una constante en el estado. Baste recordar lo ocurrido en 2009, en Florecía de Benito Juárez, cuando grupos antagónicos del crimen organizado se enfrentaron dejando a la población en medio de su disputa.

Entonces, los muertos se contaron en al menos una treintena, el aseguramiento de vehículos llamados “los mónster”, por tener blindaje artesanal y las historias de las horas de la refriega se sumaron al doloroso recuerdo que dejaron en la población.

Recuerdos similares tendrán ahora los habitantes de diversas ciudades de Guanajuato, Jalisco y Baja California con esta ola de violencia de alto impacto que ha golpeado su entorno.

Para ellos ya no es factible ir al Oxxo por leche para cenar, llegar por una pizza para llevar a casa o cargar gasolina antes del término de la jornada del día porque pueden estar en el negocio equivocado, en el momento equivocado y ser víctimas de alguna agresión como las que, sin miramiento alguno, perpetraron varias células criminales en decenas de lugares, incendiando tiendas y vehículos particulares y de transporte público

Conocemos la violencia intrafamiliar -esta tan negada y oculta todavía-; la económica -a la que cada vez más mujeres se revelan-; la sexual -que por desgracia miles de niñas y mujeres siguen padeciendo-; la laboral -de la que son víctimas hombres y mujeres por igual-; o la de moda: la política por razones de género, entre otras, pero ésta, la violencia de alto impacto, nos pega a todos parejo, de día o noche, en cualquier lugar y sin deber cuentas a nadie involucrado con la mafia.

Esta es la violencia de la que todos somos víctimas, lo reconocemos y lastima, pero sobre la que menos podemos hacer, aparentemente, más que tratar de hacer un buen trabajo como padres, hijos, hermanos.

Nuestra aportación para combatir esta violencia es ser buenos ciudadanos, respetuosos de las leyes y ejemplo de los niños. Nomás…

 

*Politóloga, periodista y abogada. Amante de la lluvia, la música y el petricor.

 

**Las opiniones plasmadas en las colaboraciones son responsabilidad de cada autor, así como su estilo de escritura. Ecodiario Zacatecas sólo es una plataforma digital para darlas a conocer a sus lectores.

 

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