A Q U E L A R R E | La nueva escuela mexicana, otro proyecto de Nación
Se reconocen y valoran los esfuerzos por modernizar y adecuar el sistema educativo a los nuevos contextos sociales, tanto para maestros como para alumnos, a los que, invariablemente, nos tendremos que ajustar también las madres y los padres de familia.
Tanya Ortiz*
Cuatro años le costó al Gobierno de México arrancar con el proyecto de la Nueva Escuela Mexicana, con todo y que iniciará, de lleno, el próximo ciclo escolar.
Si bien es cierto, como parte de este proyecto están las Universidades del Bienestar, el nivel profesional fue un arroz que se coció aparte y el programa en comento se enfocará en la educación básica, de ahí que en este primer semestre del 2023, poco más de 2 millones de maestros ya estén en plena capacitación para implementarlo en el segundo semestre del año.
Se trata de una reforma al sistema educativo vigente en el país y enfocarlo en la excelencia docente, una constante transformación a los lineamientos del sistema y enmarcarlo desde un punto de vista humanista.
El Gobierno de México busca promover el aprendizaje de excelencia, inclusivo, pluricultural, colaborativo y equitativo a lo largo del trayecto de la formación de las niñas y los niños, desde el nacimiento hasta la conclusión de los estudios; por ello, los pequeños que entren a primer grado de preescolar, conocerán este nuevo sistema y aquellos que ya están en otro nivel, hasta el bachillerato, deberán adaptarse.
Ya estoy viendo a las madres y los padres de familia, incluso a los jóvenes, sobre todo los de secundaria y preparatoria, decir “pero nunca se había hecho esto; siempre habíamos hecho esto de otra manera…”, resistiéndose al cambio y reprochando las nuevas adecuaciones.
¿Pero cuáles son estas adecuaciones? Para empezar, el cambio en el nombre de algunas materias –que seguirán siendo las mismas, pero con un enfoque de docencia-aprendizaje distintos- y la forma en que serán asimiladas.
Por ejemplo, los cuatro campos formativos de la educación serán enfocados en los siguientes temas: Saberes y Pensamiento Científico; Ética, Naturaleza y Sociedades; De lo Humano y lo Comunitario; Lenguajes, que no son otra cosa más que las materias que desde el siglo pasado se instituyeron en el sistema educativo, como Ciencias Naturales, Física, Biología y Química; Ciencias Sociales, Geografía, Historia o Civismo.
Las clases han tenido varios nombres, pero en esencia han sido las mismas, la diferencia ahora estriba en la forma tradicional en que se han impartido y porque los maestros tendrán libertad de cátedra para adecuar los contenidos académicos al contexto social y escolar de sus alumnos.
Los estudiantes aprenderán a desarrollar un pensamiento crítico, respetar el pensamiento y diversidad de ideas de los demás, manejo de un lenguaje incluyente y valorar su potencial cognitivo entre otros aspectos.
El sistema de evaluación, ya no será con base en una escala de calificaciones, sino de valoración de los propios alumnos sobre sus propios alcances.
Eso sí, resalta que ahora se ha incorporado con mayor énfasis el tema de los Derechos Humanos y eso es algo que resultaba necesario y obligatorio, y que el lenguaje inglés, que se consideraba “un plus” en algunas escuelas, ahora también forma parte del programa académico.
Se reconocen y valoran los esfuerzos por modernizar y adecuar el sistema educativo a los nuevos contextos sociales, tanto para maestros como para alumnos, a los que, invariablemente, nos tendremos que ajustar también las madres y los padres de familia.
Lo que a mi gusto queda en el aire, es que restan solo dos años para que termine el periodo del presidente Andrés Manuel López Obrador y por ello resulta imperioso que el siguiente gobierno sea emanado del proyecto de nación que enarbola y que quien lo suceda para el próximo sexenio, esté convencido (a) de que estos son programas de gran beneficio para la población, a fin de que se le dé continuidad.
Luego, por el solo hecho de no ser del mismo color, los nuevos gobernantes echan abajo programas exitosos de gran ayuda para la gente y los suspenden, descontinúan o, si bien nos va, los replican aunque les cambien el nombre.
*Politóloga, periodista y abogada. Amante de la lluvia, la luna y el petricor.