A q u e l a r r e | La importancia de la proximidad social
Ahora es común ver a los policías en las escuelas, conviviendo con los niños y jóvenes, en las calles obsequiando dulces, comida o juguetes, recibiendo la bendición de madres de familia que les piden apoyo o solo de verlos circular en sus patrullas.
Tanya Ortiz*
El discurso que de un tiempo para acá se había visto como un concepto más de la demagogia, ha cobrado una relevancia inesperada; la proximidad social de las autoridades, sobre todo las de seguridad, hoy en día es fundamental para generar confianza en la población, se fomente la cultura de la denuncia y se humanice la labor de los elementos de las corporaciones de seguridad, investigación y vigilancia.
El concepto ha sido aplicado a tal grado que hay clases en el Instituto de Formación Profesional para instruir a los policías en formación en el trato a la población, programas sociales y hasta corporaciones que así se llaman: Policía de Proximidad.
Cuando se empezó a escuchar sobre ello, no solo la gente desestimaba su significado, sino los propios policías, acostumbrados ambos, históricamente, a la interacción autoritaria y exclusiva solo para cuando sucedía algún incidente de seguridad, en la que era necesaria la intervención de la policía y, con ello, la interacción de la gente.
Ese trato era distante, marcado por la postura de inflexibilidad y dureza que durante años ha caracterizado a los policías, aunque no por ello significara falta de atención o resultados, distante de solidaridad y empatía hacia las personas que requerían de su presencia y apoyo.
Esa necesidad de ver a los policías fuertes, duros, inflexibles, como un robocop, que no se amilana ante los hechos violentos, la sangre y la muerte, marcaba distancia con la gente, pero eso es justamente lo que ha cambiado con el nuevo concepto de proximidad social.
Ahora es común ver a los policías en las escuelas, conviviendo con los niños y jóvenes, en las calles obsequiando dulces, comida o juguetes, recibiendo la bendición de madres de familia que les piden apoyo o solo de verlos circular en sus patrullas.
Antes había solo un teléfono, el del Sistema de Emergencias o el de las corporaciones, para que la gente se comunicara y pidiera ayuda; ahora hay grupos de whatsapp en los que están integrados los directores, subdirectores, coordinadores operativos o jefes de guardia, atentos a las solicitudes de los vecinos de ciertos sectores, para fomentar la confianza ciudadana.
Ahora vemos a los policías como personas comunes y corrientes, que son vecinos, tienen familia, llevan a sus hijos a las escuelas, se desvelan, se malpasan; que también gustan de salir al cine, disfrutar de un buen descanso con sus familias, vacacionar.
Eso hacemos todos quienes tenemos un trabajo estable, que también vamos a surtir despensa, viajamos en transporte público y caminamos por el parque.
La diferencia es que el espíritu de servicio de los policías y militares, los llevan a arriesgar su vida por todos, así los miren con indiferencia o reproche. Poner su vida en riesgo todos los días, es lo que los hace diferentes.
Seamos empáticos, no solo con los elementos de seguridad, sino con todos los que nos brindan un servicio; no sabemos cuándo nos toque estar del otro lado.