A Q U E L A R R E | La crisis migratoria; en busca de una mejor vida
*México, convertido en refugio de miles de personas que buscan una mejor vida, tiene sus propios desplazados que buscan... vivir
Tanya Ortiz*
Recientemente, la Comisión de Derechos Humanos del Estado de Zacatecas (CDHEZ) consideró entre sus prospectos al premio Tenamaxtle a una organización civil, Máquina Treinta-30, por su loable labor en favor de los migrantes internacionales que a diario cruzan Zacatecas desde hace varios años.
Esta labor es compartida por otras agrupaciones de vecinos, dolidos de ver el riesgo, el maltrato, las carencias y peligros que sufren miles de hombres, mujeres (muchas de ellas embarazadas) y niños, incluso recién nacidos, durante su trayecto desde la frontera sur hasta la norte, en pos de una mejor vida.
El espíritu de servicio de tanta gente ha permitido hacerle más leve esta travesía a muchos migrantes, por lo menos en su paso por algunas ciudades zacatecanas, como Guadalupe, Zacatecas, Fresnillo, Villa de Cos, entre otros, donde han quedado varados hasta por días como ha sucedido en Guadalupe y Fresnillo, al llevarles ropa, cobijas, comida, agua y artículos de higiene personal.
Esta movilización ha motivado a las autoridades municipales y estatales, que se han sumado a los esfuerzos de la sociedad civil organizada, como la familia Rivas, de la colonia Benito Juárez y El Orito, que diariamente elaboran alimentos para ofrecerles, ya sea entregados en persona o lanzándolos al Tren en trayecto.
Es conocida la crisis migratoria que hay desde hace varios años en países del centro del continente y que ha derivado en las llamadas caravanas migrantes que recorren el país, dejando a su paso una estela de impotencia y pesar en el pueblo mexicano, con sus propios problemas y dolencias que también lo obligan a buscar una mejor vida en otros países, sobre todo en Estados Unidos.
Resultan increíbles las múltiples quejas de los migrantes sobre el personal del Instituto Navional de Migración (INM) a quienes acusan de maltrato y abuso de autoridad, de golpear a la gente y, lejos de ayudarlos o al menos cumplir con su trabajo, los dejan lastimados y con una pésima imagen de las autoridades mexicanas.
Es comprensible que no puedan retener a toda la gente, pues ni siquiera hay capacidad para albergar a los cientos de migrantes que pasan por aquí, a veces miles en un solo viaje de tren, pero solo retienen a los que viajan por carretera, con la esperanza de llegar a su destino en mejores condiciones que otros compatriotas.
Pero México también tiene su propia historia en cuanto a migración internacional y nacional, aunque a esta última la llamamos desplazamiento forzado, ocasionado por el miedo, no sólo a perder sus posesiones y propiedades, sino también la vida ante el peligro constante de vivir en lugares asolados por el crimen organizado.
Zacatecas ya tuvo dolorosos episodios como este y las autoridades municipales y estatales tuvieron que generar condiciones para salvaguardar la integridad de las familias desplazadas e implementar acciones para recuperar la gobernabilidad, la vida pública de muchas comunidades zacatecanas de las zonas serranas.
Hacer el bien sin mirar a quien es un valor, una acción que, por fortuna, no se ha perdido en muchas familias. Hay muchas maneras de hacerlo a muchas personas. Es cuestión de decidir a quién y cómo, para llevar bienestar a quien lo necesita y así, ganarnos cada vez un cachito de cielo.