A q u e l a r r e | Cuando se hace justicia en los bueyes del compadre
“Un cargo público conlleva una gran responsabilidad y, cuando se realizan actos irregulares en un gobierno que llevan a consecuencias de impacto social, tanto peca el que mata la vaca, como el que le detiene la pata”
Tanya Ortiz*
Como ciudadanos interesados en los procesos administrativos y judiciales de los gobiernos, tanto federal como estatales y municipales, nos hemos dado cuenta cuando se inician investigaciones por hacer mal uso del recurso público.
Las redes sociales nos han permitido mantenernos informados de cuando –por fin e inexplicablemente– algún exgobernador ha sido detenido por la probable comisión de un delito imputable a su persona, cuando fue el jefe del Ejecutivo o de algún gobierno municipal.
Baste recordar el último caso: el de Jaime Rodríguez Calderón, exgobernador de Nuevo León, acusado de desvío de recursos. También está el famoso caso de Mario Villanueva Madrid, exgobernador de Quintana Roo, quien estuvo preso durante seis años por lavado de dinero y logró salir en el 2007, pero a las puertas del reclusorio fue detenido nuevamente y extraditado a Estados Unidos.
A la llegada de Andrés Manuel López Obrador le pidió clemencia y solicitó pasar el resto de su condena (nada más 28 años) en su casa, “porque la justicia no es pareja” y desde el 2017 purga su condena en su casa, en Chetumal.
El exgobernador de Tabasco, Andrés Granier Melo, fue acusado de peculado y evasión fiscal y, tras un penoso juicio que lo llevó a pasar cinco años en la cárcel, ahora continúa su proceso desde el 2019, también en su casa. De su situación dio cuenta el actual secretario de Gobernación, Adán Augusto López, cuando fue gobernador de Tabasco.
Defraudación fiscal, corrupción y operaciones ilícitas, lavado de dinero, peculado, enriquecimiento ilícito y desempeño irregular de la función pública son algunos de los delitos que hicieron que las autoridades iniciaran procesos en contra de otros personajes políticos; los gobernantes que les procedieron, en muchos casos, fueron los verdugos que los pusieron en el cadalso, pues el daño que dejaron al erario impedía la correcta operatividad de la administración.
Mientras eso sucedía con unos, otros alzaban la voz para exigir justicia y que se resarciera el daño. Los ciudadanos exigían también que la ley cayera sobre ellos y se les juzgara como a cualquier ciudadano que abusó del poder, asegurando que nada ni nadie puede estar encima de la ley, frase que los gobernantes en turno enarbolan en cada campaña.
Sin embargo, pasa el tiempo y luego los nuevos gobernantes se ven en problemas financieros, ante la “facilidad” para realizar diversas operaciones financieras, a favor de la población o propia –en las más de las veces– y es cuando se les olvida que la ley es pareja.
Luego, cuando están en los zapatos de quienes acusaron y tienen ahora las acusaciones encima, es cuando reprochan si las autoridades hacen su trabajo –que, dicho sea de paso, también deja mucho que desear– y denuncian persecución política.
Al menos 20 exgobernadores han estado en esos zapatos; varios de ellos ya conocieron la sombra de un centro de reinserción y readaptación social, otros lograron continuar sus procesos desde sus lujosas mansiones y “desembolsando” de su patrimonio sumas millonarias para continuar en libertad.
Resulta extraño, entonces, que la justicia alcance a unos y a otros no. En Zacatecas, el caso del expresidente municipal de Trancoso, Ricardo de la Rosa Trejo, dejó entrever que los intereses políticos son muchos más que las reales intenciones de beneficiar a un pueblo, al distribuir los recursos públicos de una manera lógica, conforme a sus necesidades.
Un cargo público conlleva una gran responsabilidad y, cuando se realizan actos irregulares en un gobierno y que llevan a consecuencias de impacto social, tanto peca el que mata la vaca, como el que le detiene la pata.
*Politóloga, periodista y abogada. Amante de la lluvia, la música y el petricor
**Las opiniones plasmadas en las colaboraciones son responsabilidad de cada autor, así como su estilo de escritura. Ecodiario Zacatecas sólo es una plataforma digital para dar a conocer a sus lectores.