UNA LECCIÓN DE VIDA EN CHURO, EN LA SIERRA MADRE OCCIDENTAL

-EN LAS BARRANCAS DE CHIHUAHUA

“La voluntad de Dios no te llevará donde su gracia no te puede sostener.”

Jim Elliot

Rocío Pedroza

A unas 20 horas por tierra desde Zacatecas y a 2,257 metros de altitud, se encuentra Churo, tierra habitada por tarahumaras, en el municipio de Urique, en el estado de Chihuahua.

ZACATECAS, ZAC.- Han pasado varias horas desde que salimos de Zacatecas: 11 horas para llegar a comprar despensa a Ciudad Cuauhtémoc, Chihuahua, y pasar la noche ahí para descansar.

Fue un martes que llegamos a lo profundo de la Sierra Madre Occidental, luego de casi tres horas de recorrer un complicado camino entre enormes piedras y barrancos, en el que solo pasan camionetas 4x4 de San Rafael a Churo, pero la aventura apenas comienza.

Con el propósito de servir, un grupo de cristianos visitamos a una pareja de misioneros que desde hace nueve años se estableció en esa comunidad para llevar esperanza a través de la palabra de Dios a los habitantes tarahumaras. Raúl y Elu Sáenz, junto a sus pequeñas Camila, Renata y Violeta, perseveran en la gran comisión de llevar el evangelio a esa remota población y son testimonio vivo de la provisión y la gracia del Creador.

No pasaron muchas horas para darnos cuenta de las limitaciones que enfrenta la población, como la falta de drenaje y agua potable, mismas que nos obligaron a usar letrinas, y también a bañarnos solamente a jicarazos con agua calentada con una resistencia; sin embargo, encontramos paisajes con singularidad belleza, nuestros ojos pudieron apreciar las estrellas en su máximo esplendor, ahí, muy lejos del alumbrado público que opaca en la ciudad la hermosura que nos ofrece el cielo.

Por supuesto el amanecer y el atardecer en la sierra tarahumara serían obras de arte que quedaron guardadas en nuestra memoria, pero fue más el amor de la comunidad la que terminó consternando nuestros corazones.

LA LECCIÓN DE VIDA

Encontramos riqueza incomparable en medio de tanta pobreza; pulcritud en medio del terregal; humildad y amor en pequeños cuartos donde nos recibían con tortillas de harina o de maíz hechas a mano por mujeres trabajadoras que han pasado por situaciones sumamente difíciles, no tiene comparación.

Saulo y Toña también nos recibieron en su hermoso hogar que tiene una magnífica vista de la sierra que ellos pueden apreciar a diario a través de una pequeña ventana en su comedor. Estar ahí compartiendo la comida, unos cantos y una enseñanza, fue algo muy especial. Personalmente, el descenso para llegar ahí fue muy difícil por el temor a la altura, pero fue claro el cuidado de Dios a través de mis hermanos que no me dejaron y pacientemente me esperaron y ayudaron.

El amor de los hermanos, que a pesar de su precaria situación, nos regalaron artesanías, fue también un bello detalle que conmovió nuestros corazones, al recordarnos que no se trata de dinero, sino de que “Más bienaventurado es dar que recibir”.

Encontramos también hermosas mujeres que se han sentido abandonadas por diversas situaciones que han enfrentado, como pérdidas de seres queridos o infidelidades, sin embargo, son enseñables y están dispuestas a brindarte su amor y su servicio.

Grandes lecciones que compartimos alrededor de una fogata y una reflexión que me marcó: hay muchas personas en la ciudad rodeadas de todas las comodidades, siendo infelices, y allá en la sierra, en medio de tanta necesidad, personas felices. Porque puedes estar lleno de todo, pero si te falta Dios, hay un profundo vacío.

Nada hagáis por contienda o por vanagloria; antes bien con humildad, estimando cada uno a los demás como superiores a él mismo; 4 no mirando cada uno por lo suyo propio, sino cada cual también por lo de los otros. Filipenses 2:3

GRATITUD

Ir a servir a aquél lugar resultó para el grupo una bendición total al ver el ejemplo de Raúl y Elu, quienes a diario se entregan a la obra misionera, cubriendo la necesidad espiritual, económica y la provisión de alimentos a la comunidad tarahumara. Sin duda, un gran ejemplo que se queda grabado en el alma y que incita a seguir apoyando esa obra.

Su determinación y su carácter lleno de humildad y amor para otros nos llena de alabanza y agradecimiento para Dios, sobretodo de la sonrisa y la paciencia de Elu, a quién no le importaba que fueran las 12 de la noche y después de haber caminado horas, atender a sus hijas y a más de 20 personas, aún tenía una sonrisa y una palabra amable pese al cansancio.

Vicente, María de la Luz, Toña Bustamante, Toña Corral, Pascuala, Berta, Carmen, tan solo son algunos nombres de personas que conocimos y nos dejaron también una muestra de humildad.

Porque si cayeren, el uno levantará a su compañero; mas ¡ay del solo! que cuando cayere, no habrá segundo que lo levante. Eclesiastés 4:10

Admiración además por la fortaleza de los hermanos porque sin ellos no hubiera sido posible todo esto. Katelyn, Hattie, Sara , Josué, Carlos, Fernando, Luis Fernando, Jesús, Erick, Chepe, Isaías, mi respeto y admiración por siempre.