LOS RESULTADOS DE LA NUEVA GOBERNANZA
TANYA ORTIZ
ZACATECAS, ZAC.- En un pletórico Palacio de Convenciones, un desfile de alcaldes de Zacatecas atrajo la mirada de los asistentes al segundo informe de actividades del gobernador David Monreal Ávila.
El personal de Relaciones Públicas, solícito, indicó sus lugares a cada uno, pero pidió a sus acompañantes que se instalaran más atrás, pues en las primeras filas solo había lugar para ellos y otros personajes de la vida política de Zacatecas y otras entidades, que asistían como invitados especiales.
Ni pensar en que líderes de colonias o comunidades, pudieran ocupar la primera fila como representantes del pueblo al que había que rendir cuentas. Ahí estaban solo dos de los 30 gobernadores del país, algún diputado federal, algunos legisladores locales, empresarios… y por supuesto, la familia del gobernador, su principal fortaleza.
El recinto comenzó a llenarse desde las 9 de la mañana, pese a que el acto estaba programado para llevarse a cabo al medio día.
Decenas de personas quisieron asegurar un buen lugar para ver también el desfile de elegantes caballeros y guapas damas que pusieron empeño en su imagen, sabedores de que en cualquier momento habría la oportunidad de una foto con alguien reconocido y sería idónea para sus redes sociales, prueba fiel en sus oficinas de que asistieron al evento, sin necesidad de acudir al checador.
Afuera, los nervios de algunos y la preocupación de otros se hicieron presentes cuando un grupo de agricultores se apostó a la entrada de centro, para reiterar su exigencia de apoyos al campo, aquellos que han solicitado desde que inició la sequía porque no forman parte de los 10 mil campesinos beneficiados, sino de los poco más de 160 mil que aún no reciben beneficio alguno.
La tensión entre se uniformó al igual que sus vestimentas tácticas, a la espera de órdenes para contener o dejar pasar. No les llegó ninguna de las dos y solo se quedaron como espectadores. Tal vez el regaño posterior a la confrontación contra los miembros de dos sindicatos disidentes afuera del recinto legislativo, hizo efecto.
Adentro, parecía que el público se preparaba para elevar el “aplausómetro” en cuanto hubiera indicios de que el gobernador llegaba, como usualmente, acompañado del séquito de funcionarios, amigos y seguidores que buscaban afanosos una fotografía.
LOS APLAUSOS
La muchedumbre lo siguió hasta el escenario, donde lo esperaban varios secretarios de estado mientras se escuchaban algunas porras esporádicas, entre la Marcha Zacatecas y los aplausos continuos que en momentos arreciaban, según la figura que aparecía en las pantallas saludando al gobernador.
Cuando la imagen del senador con licencia Ricardo Monreal Ávila quedó fija en las pantallas, el “aplausómetro” subió considerablemente; en un margen de 10 puntos, las palmas habrían llegado al 7 u 8, nada despreciable para el exaspirante a la candidatura presidencial que con su asistencia agradeció a los zacatecanos el apoyo brindado en su intentona por llegar al Palacio Nacional.
El 10 del termómetro de los aplausos se lo llevó Sara Hernández, una mujer que al frente del SEDIF se ha ganado a mucha gente, con la discreción que obliga a que la mano izquierda no presuma lo que hace la derecha ni a buscar reflectores y sí a actuar con mesura y prudencia.
Otra subida de palmas fue cuando el gobernador agradeció a la delegada de los Programas del Bienestar, Verónica Díaz, constante asistente en los eventos institucionales a los que asiste el gobernador para reiterar, una y otra vez, que el presidente López Obrador tiene bien considerado a Zacatecas, aunque otros insistan en que está castigado si no envió a senadores, diputados federales y otros secretarios a respaldar al gobernador en su informe.
EL DESFILE DE SALIDA
Cual estrella musical, Ricardo Monreal jaló reflectores hacia un lado del salón, porque mucha gente que quería saludarlo y tomarse la foto con él; viejas amistades se reconocieron ahí, mientras el gobernador y otros tantos que también querían la foto del recuerdo, jalaban para el otro lado.
El reconocimiento de David a su hermano por su altura de miras y las muestras de civilidad política estrechó esa relación que por momentos se ha visto fría y distante, sobre todo cuando las crisis han hecho mella en la administración estatal.
Algunos alcaldes optaron por salir pronto del recinto, sin esperar al desfile y la salutación acostumbrada; guardaespaldas de unos y de otros trataban de no perder de vista a sus jefes, mientras la muchedumbre se dispersaba en busca de algún funcionario para saludar o reiterar su presencia. El asueto para la burocracia estatal no era pleno y había que asistir.
Servidores de la nación que también pasaron lista mientras los gobernadores de San Luis Potosí y Michoacán, la secretaria del Bienestar y el titular de la Sader salían por la puerta de atrás para evitar el gentío.
Afuera ya no había manifestantes. Solo policías, tanto los que mantenían operativo vial y de vigilancia, como los que participaron en una exhibición de equipo e incentivos para las corporaciones, quienes fueron los primeros en llegar y serían los últimos en irse.
El Palacio de Convenciones, pletórico como quisiera verlo más seguido el secretario de Turismo, Le Roy Barragán, quedó luego vacío, solo con el personal agotado, que durante días organizó el segundo informe, queriendo que ya terminara… y faltan cuatro.
