La desesperada búsqueda de una madre ante la violencia vicaria
- ¿Dónde está Sofía?
Texto y foto: Rocío Pedroza
ZACATECAS, ZAC.- Fátima, una mujer zacatecana de 34 años, no sabe dónde está su hija Sofía, una niña de 6 años, y su corazón está roto.
El 4 de enero, el padre de Sofía llegó a casa por ella. Fátima le había confiado el derecho de ver a su hija mediante un convenio de justicia alternativa; sin embargo, lo que parecía ser una oportunidad para que padre e hija se reencontraran se convirtió en un acto de manipulación y despojo de derechos.
"Sofía no quería ir con él", recuerda Fátima entre lágrimas. "Se aferraba a mí. Yo trataba de tranquilizarla, pero sentía como si me arrancaran el alma. Confié en que su papá la iba a devolver. No me la regresó", afirmó con un tono de desesperación entre lágrimas.
El padre de Sofía, un hombre con antecedentes de abuso emocional e infidelidad, recurrió a la violencia vicaria para arrebatarle a la niña. Según Fátima, su expareja fabricó un delito, acusándola de violencia y lesiones, todo con el fin de manipular a las autoridades y quedarse con su hija.
A través de una campaña de desprestigio, ha logrado que la Fiscalía General de Justicia del Estado de Zacatecas (FGJEZ) intervenga y la niña sea retirada de su madre. La pequeña fue llevada a dicha dependencia donde se le manipuló para que hiciera declaraciones que acusaban a Fátima de violencia.
Desde el 4 de enero, Fátima no ha sabido nada de Sofía y sus intentos por contactarla han sido en vano. Cuando fue a buscarla a la escuela, las maestras le impidieron verla, alegando que no podía tener contacto con su hija.
Incluso, ha recibido mensajes de su hermana en Estados Unidos, informándole que la niña fue cambiada de escuela sin su consentimiento.
“¿Dónde está Sofía? ¿Dónde están las autoridades que deben proteger a mi hija? Estoy completamente sola en esto, sin un respaldo. No sé a quién acudir, a quién más pedirle ayuda. La justicia alternativa para las mujeres no ha funcionado”, expresó Fátima, quien se siente atrapada en un sistema que, lejos de brindarle justicia, la vulnera aún más.
FALSAS ACUSACIONES
La acusación de violencia contra Sofía es completamente falsa, según la madre. La niña misma le ha confesado que su papá le daba instrucciones para decir que su mamá la maltrataba. Este tipo de manipulación es una clara manifestación de violencia vicaria, un fenómeno que implica el uso de los hijos para hacerle daño al otro progenitor.
En este caso, el padre de Sofía ha usado a su hija como un instrumento para vengarse de la madre y obtener lo que desea, sin importarle el bienestar emocional de la niña.
Para las organizaciones que luchan contra la violencia vicaria, como la colectiva Cam-Cai, este tipo de situaciones son cada vez más comunes.
Patricia Ávila, representante estatal de la colectiva, señala que muchas mujeres como Fátima son víctimas de una violencia institucional.
"Es imposible que Fátima pueda ver a su hija y las autoridades no están tomando en cuenta el daño que le están causando. Este tipo de situaciones requieren urgentes reformas y una mayor agilidad en los trámites judiciales, especialmente en el Centro de Justicia para las Mujeres", asegura Ávila.
Fátima se enfrenta a un sistema que, lejos de proteger a las mujeres y niños, es cómplice de quienes buscan manipular y utilizar la justicia a su favor.
A lo largo de este proceso, ha sido víctima no solo de la violencia vicaria, sino también de la violencia institucional, que impide que su voz sea escuchada.
“Yo solo quiero a mi hija. No quiero que me la quiten. Quiero que las autoridades se den cuenta de lo que está pasando y actúen de inmediato”, clama Fátima.
El perfil del agresor vicario, como lo explica Ávila, suele ser el de una persona con trastornos de personalidad narcisista, cuyo ego lo lleva a cosificar a sus hijos y manipularlos para satisfacer sus propios intereses, sumado a la falta de respuesta oportuna de las autoridades, lo que ha dejado a Fátima en una posición de impotencia.
Este caso es solo uno de los cientos que existen de violencia vicaria a nivel nacional. A nivel global, miles de mujeres luchan por recuperar a sus hijos, mientras se enfrentan a un sistema que parece proteger a los agresores.
Fátima no sabe dónde está Sofía y cada día que pasa sin verla, su angustia aumenta.
La niña llevaba un pantalón gris y negro, tenis blancos y una sudadera gris cuando fue llevada por su padre. La madre solo puede esperar, entre lágrimas, que las autoridades finalmente actúen y que Sofía regrese a su lado.
Para dejar constancia de la búsqueda de Fátima, escribió un mensaje para que ella pueda leerlo en nuestra páginas:
Sofi:
Quiero abrazarte y protegerte, tenemos una conexión irrompible que siempre pensé que merecía algo bueno en la vida y cuando llegaste, nunca pensé que fuera algo tan bueno como tú. No llores más, aquí estoy. Vives en mi corazón y te amo hasta morir. Te mando todas mis fuerzas cada que no las tengas.
Quiero que sepas que estoy luchando por volver a ver ese brillo en tu ojos, que no ha sido fácil, pero sigo de pie y nunca voy a rendirme. Yo lucharé por ti hasta el fin.
Que ese beso y ese abrazo que me diste la última vez, lo hago eterno en mi corazón. El orgullo que tengo más grande es poder ser tu mamá, porque lo que más deseo en el corazón es que tú seas feliz, que tú sepas que mamá está aquí.
Te amo bonita.
"De haber sabido que pasaría esto, Sofi, no te hubiera dejado ir. Porque yo confié, confié en que tu papá te iba a devolver conmigo. No sé dónde estás, pero te amo con todo mi corazón. Y voy a seguir buscándote", concluye Fátima, quien lucha por que la justicia le devuelva lo que más ama: su hija.
¿Dónde está Sofía? Es la pregunta que Fátima lleva en su corazón, y la que, con desesperación, pide que sea respondida por las autoridades y por la sociedad que sigue luchando contra la violencia vicaria.