DESPIDEN AL CARDENAL JAVIER LOZANO BARRAGÁN EN ROMA
Ecodiario
VATICANO.- En Roma, despiden al cardenal Javier Lozano Barragán, quien murió este miércoles.
Su cuerpo llegará a México, donde será su última morada.
"En la espera del último día, regresa a su patria el Cardenal Javier Lozano Barragán. QEPD"
Telegrama del Papa
El Papa Francisco expresó a través de un telegrama su “sentimiento de pesar” a los familiares de su fallecido amigo, a los miembros del clero y fieles de la Iglesia en México, de manera especial a "Zacatecas en las que sirvió como pastor".
“Recordando a este abnegado prelado que me honró con su amistad desde 1980, y que durante años y con fidelidad entregó su vida al servicio de Dios y de la Iglesia Universal, ofrezco sufragios por el eterno descanso de su alma, para que el Señor Jesús le otorgue la corona de gloria que no se marchita. Y, como signo de esperanza cristiana en el Señor Resucitado, imparto a todos los presentes la bendición apostólica”, escribió Francisco.
El cardenal Lozano Barragán nació el 26 de enero de 1933 en Toluca, México. En la Basílica de la Virgen de Guadalupe recibió por primera vez a Jesús Sacramentado, en la misma Basílica fue ordenado Obispo y aquí eligió celebrar su primera misa como Cardenal.
Con la muerte del Cardenal Barragán, el Colegio Cardenalicio está formado por 210 cardenales, de los cuales 117 son electores y 93 no electores.
Había cumplido en enero 89 años, según declaraciones del embajador de México ante la Santa Sede, Alberto Barranco Chavarría, el purpurado había sufrido múltiples intervenciones quirúrgicas y consecuentes estancias hospitalarias.
Impresiones y anécdotas de quien compartió con él
El embajador de México ante la Santa Sede, Alberto Barranco, recuerda que el cardenal, "asimilado a los signos de los tiempos", celebraba una misa dominical que se trasmitía desde su casa vía zoom a varios países.
El diplomático recuerda además que el nombre del purpurado esta impreso en la pastoral de la arquidiócesis de México, en la creación de la Universidad Pontificia de México; en la ruta de la Conferencia Episcopal Latinoamericana y, entre otras, en el Consejo Pontificio para la Pastoral de los Agentes Sanitarios, a cuyo engranaje le dedicó varios libros, construyendo puentes entre teología y medicina y las bases para fundamentar la bioética; dictó conferencias sobre el tema en países de los cinco continentes, dada su condición de poliglota, lo que le valió participar activamente en la redacción de conclusiones de varios concilios. El embajador afirma además que su obra fue debatida en dos de esos concilios, colocando los cimientos para que las naciones pudieran hacer frente a pandemias y catástrofes derivadas de enfermedades inéditas. "Su trabajo fue decisivo para instaurar el día mundial del enfermo", señala el embajador.
Entre los libros que escribió se resaltan: Teología y medicina del 2000; hacia el tercer milenio, teología y cultura, escrito en 1988; Por qué soy católico: respuesta a las sectas escrito en el 2014.
Sobre su carisma el embajador Barranco recuerda que el Cardenal era un hombre de "conversación fluida y amena, mantuvo amistad fraterna con tres papas: san Juan Pablo II, Benedicto XVI y Francisco, quien lo visitó en el preámbulo a su agonía el Viernes Santo".
Sus últimos 26 años los vivió en Roma, cuyo departamento estaba siempre abierto a peregrinos de México y América Latina, además de sacerdotes interesados en la pastoral sanitaria de todo el mundo. Entre ellos, el Padre Eduardo Fernández Vela, mexicano y colaborador en la Pontificia Comisión para América Latina, PCAL, recuerda un momento especial que vivió con el cardenal, un momento de reflexión interior.