CABRERA GALERÍA CANTINA, LA FUSIÓN ENTRE ARTE E HISTORIA EN VETAGRANDE
TEXTO: MARCOS VALDEZ
FOTOS: CORTESÍA
VETAGRANDE, ZAC.- En tan solo un año, Alberto Ordaz y Nidia Ibeth no solo han logrado recuperar un tradicional espacio de esparcimiento local para hacer de este un importante centro artístico, sino que también ha dirigido la atención nuevamente hacia Vetagrande a través de Cabrera Galería Cantina, que cumple su primer aniversario.
Este espacio, que data desde 1947 y que fuera fundado por Rafael Cabrera, solía ser un punto de reunión importante en el centro de este legendario pueblo minero, donde los trabajadores de las minas acudían a jugar billar y refrescarse con una cerveza.
Sin embargo, fue hasta 75 años después que el artista gráfico Alberto Ordaz, quien ya había pedido el apoyo de los antiguos propietarios para poder resguardar parte de sus obras en este lugar, decidió adquirirlo para hacer de este un foro artístico multidisciplinario.
Desde entonces, Cabrera Galería Cantina ha alojado en su interior piezas de importantes artistas plásticos, además de hacer del lugar una extensión del centro cultural Veta-Gráfica, su proyecto principal desde hace casi 16 años.
Alberto Ordaz no solo se ha limitado a darle un espacio en sus muros a determinadas piezas esperando que pase el tiempo a través de estas, sino que también ha organizado diversas exposiciones de otros exponentes con el fin de que las obras fluyan y circulen por este histórico lugar.
Además, el amor por el arte de Alberto Ordaz y Nidia Ibeth, comunicadora y novia del artista, tampoco termina en lo plástico, por lo que también han fomentado el desarrollo de otras expresiones en Cabrera Galería Cantina, que además de ser un foro para presentaciones literarias y musicales, también ha sido usado como locación cinematográfica, u otras actividades relacionadas a la creación artística.
La cantina como eje turístico y económico
Si bien es muy marcado el propósito cultural y artístico que Alberto Ordaz le ha dado a Cabrera Galería Cantina, su mente inquieta no ha dejado de llevar a este lugar a explorar otros proyectos para el impulso económico y turístico de Vetagrande, pueblo al que le guarda un importante afecto.
“Lo que tratamos también de hacer es cambiar la percepción sobre la cabecera municipal de Vetagrande, que creo ha sido muy dañada injustamente, porque aquí las personas son personas buenas. La verdad”, dijo el artista al referir que la situación de inseguridad que se vive en el estado ha tenido repercusiones en cuanto a la información que afectan al pueblo.
Por este motivo es que el artista ha alojado en su espacio también eventos gastronómicos, deportivos y sociales, con el fin de colaborar con la sociedad de Vetagrande en su desarrollo económico y turístico.
Alberto Ordaz cree firmemente en que Vetagrande puede llegar a tener tarde o temprano un “boom turístico”, al unir fuerzas con empresarios de otros giros para hacer de Vetagrande un “epicentro cultural”, enclavado entre cerros.
Mientras tanto, él y Nidia seguirán recibiendo a los visitantes con una cerveza fría y su amabilidad característica, en un lugar en donde no solo se disfruta del arte, sino que también se vive.